Salinas saca el estoque

España cumple su misión en Albania con tres goles del delantero del Barca

España se sacó de encima el último compromiso árido y tosco en su azaroso camino hacia el Mundial de Estados Unidos. Lo hizo con eficacia goleadora pero sin brillantez, como es habitual en el equipo de Javier Clemente, pero sumó los dos puntos que también se llevaron de Tirana sus más directos rivales, la República de Irlanda y Dinamarca.,Albania, al igual que Lituania y Letonia, es otro de los enanos infiltrados en el grupo que estuvo a punto de subírsele a las barbas a los daneses. Un chapucero quiso aprovechar la coyuntura y casi hace entrar en el trapo a un inexperto federativo que calentó...

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España se sacó de encima el último compromiso árido y tosco en su azaroso camino hacia el Mundial de Estados Unidos. Lo hizo con eficacia goleadora pero sin brillantez, como es habitual en el equipo de Javier Clemente, pero sumó los dos puntos que también se llevaron de Tirana sus más directos rivales, la República de Irlanda y Dinamarca.,Albania, al igual que Lituania y Letonia, es otro de los enanos infiltrados en el grupo que estuvo a punto de subírsele a las barbas a los daneses. Un chapucero quiso aprovechar la coyuntura y casi hace entrar en el trapo a un inexperto federativo que calentó los prolegómenos del partido extendiendo la sombra de la duda sobre Tirana. Después, sobre el terreno de juego, se vió lo que todo el mundo sabía: que España y Albania están a años luz de distancia en todos los aspectos.Clemente, que vio el vídeo del partido Albania-Dinamarca, recelaba quizá acordándose del tropezón de Letonia. Por eso se sacó de la manga un equipo de caballos percherones en el que no tenía cabida Guardiola, demasiado técnico para hacer un trabajo sucio. En su lugar colocó a Caminero, al que que dio la aternativa ante Chile.Alrededor de Caminero giró el juego de la selección, hasta el punto de que incluso eclipsó a esa estrella en ciernes llamada Julen Guerrero. Bien plantado por delante de Alkorta, Nadal y Camarasa, canalizó las aperturas por las alas, donde Goikoetxea y Toni, ante las facilidades del rival, ejercieron funciones de extremos a la antigua usanza.

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El sedante que necesitaba Clemente se lo proporcionó su buen amigo Julio Salinas, un experto carterista del área que clavó el primer balón que tocó en las mallas albanesas. Toni, en un remate inesperado, sirvió valium 10 a uno de esos partidos que tienen que jugarse por necesidades del guión y que podía haber concluido a la media hora cuando El largo Julio se permitió el lujo de rematar hasta de cabeza. Salinas estaba decidido a defender su buen nombre y el del seleccionador, el único hombre que confía sin reservas en la utilidad del delantero barcelonista.Pero los chicos de Clemente parecen empeñados en negarse a ofrecer una actuación convincente. Primero fue Zubizarreta quien quiso dar emoción en una salida estrambótica. Después fueron sus compañeros de zaga los que dieron muestras de descoordinación. Total, que los albaneses, desnutridos, mal preparados físicamente y con una técnica rudimentaria, se hincharon el pecho de orgullo al marcar el gol de honor en una jugada de patio de colegio. Fue suficiente para que España perdiera la brújula en los últimos minutos.

Clemente vio claro que ayer no era el día de Guerrero y puso sobre el campo a Guardiola para que se entrenara 45 minutos y no molestara a Cruyff. Hubiera quedado más elegante el relevo de Guardiola por Hierro, que vive en un estado de atasco permanente, y la ubicación de Guerrero 20 metros mas adelante, donde hace daño y gusta verle.Caminero tuvo que buscarse la vida por otras zonas del campo y el chaval puso tanto empeño que hasta tuvo su recompensa en un balón que cazó por los aires. Previamente, Salinas había vuelto a hacer de las suyas. Todo lo contrario que Alfonso, perdido en regates innecesarios.

En definitiva, el colectivo de Clemente sigue sin ser un bloque homogéneo. Tampoco el partido de ayer se prestó a florituras. Lo, importante. eran los puntos y se lograron con la propina de incrementar su coeficiente de goles.

La hora de la verdad llegará el 13 de octubre, en Dublín, cuando España se enfrente a Irlanda. Allí el mal menor sería el empate, para después jugárselo todo a un carta ante Dinamarca, en Sevilla. Seguro que en los prolegómenos de ambos partidos no habrá el chapucero de turno ni en la federación descolgarán teléfonos para extrañas llamadas.

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