La nómina de Lobatón

Soy funcionario y el próximo año veré congelado mi salario porque el Estado debe afrontar la crisis y moderar sus gastos. Hasta aquí, correcto. Regreso de unas cortas vacaciones y en la capital de España contemplo asombrado esa magna y lujosa ampliación del Congreso de los Diputados que tantos millones debe costar y empiezo a dudar de la veracidad de quienes emplean el tan manido vocablo de crisis. Y mis dudas se incrementan cuando leo mi cotidiano EL PAÍS y en la página 36 del jueves 2 de septiembre aparece el siguiente titular: "Lobatón cobrará en dos años un fijo de 260 millones, seg...

Soy funcionario y el próximo año veré congelado mi salario porque el Estado debe afrontar la crisis y moderar sus gastos. Hasta aquí, correcto. Regreso de unas cortas vacaciones y en la capital de España contemplo asombrado esa magna y lujosa ampliación del Congreso de los Diputados que tantos millones debe costar y empiezo a dudar de la veracidad de quienes emplean el tan manido vocablo de crisis. Y mis dudas se incrementan cuando leo mi cotidiano EL PAÍS y en la página 36 del jueves 2 de septiembre aparece el siguiente titular: "Lobatón cobrará en dos años un fijo de 260 millones, según Comisiones Obreras". Si es cierta tal información, un españolito puede hacerse estas elementales preguntas: ¿cómo es posible que una empresa pública pueda ofrecer tales sueldos?, ¿quién permite que un trabajador que cobra del erario público perciba cantidades superiores a las que tiene asignada el presidente del Gobierno, por ejemplo?Ante hechos como éstos, ¡qué pensarán algunos jubilados y pensionistas que perciben cantidades mensuales que rozan las 40.000 pesetas! Estimo que gestos y comportamientos como los que aquí se ponen de manifiesto no contribuyen a la regeneración moral de los ciudadanos y como diría un sincero y leal castellano: "Menos palabras y más hechos".-