La guerra de los rebeldes

Cientos de vallecanos se remojaron en la 'batalla naval' del barrio

A las cinco de la tarde, unas 100 personas se concentraron con bañadores, cubos, barreños y chanclas frente a la Junta Municipal de Vallecas. "Concejala, queremos agua, agua, agua", gritaban. La concejal del distrito, Elena Utrilla, había anunciado días antes que el domingo 16 de julio no habría batalla naval en Vallecas. Esgrimía dos causas: las obras sobre el puente de Vallecas en la M-30, que con la batalla agravaría aún más el problema del tráfico, y la sequía. Las asociaciones de vecinos decían que a las cinco de la tarde el tráfico sería ínfimo, y que estaban dispuestos a suplir e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

A las cinco de la tarde, unas 100 personas se concentraron con bañadores, cubos, barreños y chanclas frente a la Junta Municipal de Vallecas. "Concejala, queremos agua, agua, agua", gritaban. La concejal del distrito, Elena Utrilla, había anunciado días antes que el domingo 16 de julio no habría batalla naval en Vallecas. Esgrimía dos causas: las obras sobre el puente de Vallecas en la M-30, que con la batalla agravaría aún más el problema del tráfico, y la sequía. Las asociaciones de vecinos decían que a las cinco de la tarde el tráfico sería ínfimo, y que estaban dispuestos a suplir el agua con la espuma de los bomberos, como ocurrió el año pasado.Pero alguien avisó de que cerca de allí había dos camiones cisterna aparcados. Efectivamente, cada uno de ellos contenía 25.000 litros de agua destinada a secarse en los cabellos, las camisetas y el asfalto vallecano. Habían sido contratados por Fomento de Construcciones y Contratas, la empresa que cubre la limpieza de Madrid. El hache dos desembocó también en las cámaras de fotógrafos, los sujetadores adolescentes y en algún volante de los conductores más enérgicos, que abrían las puertas para protestar por el atasco.

Las asociaciones vecinales no se explican cómo aparecieron los dos camiones allí, porque el viernes, en la reunión que mantuvieron con la concejal, ésta desautorizó el acto. El caso es que unas 1.000 personas, según los convocantes, inundaron el barrio de agua. Algunos guerreros abrieron las bocas de riego para mojar a los conductores que pasaban por la M-30, con lo que se organizó una pequeña bronca.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En