Cartas al director

Espadas de madera

Hace no mucho tiempo, cuando se produjo la visita de Li Pen, El Pacificador de Tiananmen, a España, escribí una carta a su periódico en la que condenaba de alguna manera semejante hecho.No fue publicada, imagino que era demasiado dura para ciertos oídos. En ella aludía a que en las próximas elecciones pasaría factura; que la única manera que tenía de luchar contra semejante tropelía era blandiendo mi espada de madera. Hoy, esa espada está roma en su punta y carcomida por las termitas, pero clavada en el sitio apropiado produce el efecto deseado: mi voto.

Ahora ha llegado el momen...

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Hace no mucho tiempo, cuando se produjo la visita de Li Pen, El Pacificador de Tiananmen, a España, escribí una carta a su periódico en la que condenaba de alguna manera semejante hecho.No fue publicada, imagino que era demasiado dura para ciertos oídos. En ella aludía a que en las próximas elecciones pasaría factura; que la única manera que tenía de luchar contra semejante tropelía era blandiendo mi espada de madera. Hoy, esa espada está roma en su punta y carcomida por las termitas, pero clavada en el sitio apropiado produce el efecto deseado: mi voto.

Ahora ha llegado el momento tan esperado, mi espada hablará como boca que tanto tiempo lleva callada.-

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