Cartas al director

Ejercer la autocrítica

Permítame felicitar al consejero delegado de su periódico, Juan Luis Cebrián, por su espléndido discurso sobre el sensacionalismo publicado en EL PAÍS del 15 de mayo. No puedo sino aplaudir su crítica hacia determinados diarios en los que "encuentran acomodo las técnicas ( ... ) propias de la prensa amarilla- Todos sabemos, sin necesidad de nombrarlos, a qué medios se refiere. Y es verdad que, en comparación con ellos, su diario ofrece una información significativamente menos sesgada.Pero, desgraciadamente, EL PAIS incurre también a menudo en los vicios que el señor Cebrián critica tan ...

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Permítame felicitar al consejero delegado de su periódico, Juan Luis Cebrián, por su espléndido discurso sobre el sensacionalismo publicado en EL PAÍS del 15 de mayo. No puedo sino aplaudir su crítica hacia determinados diarios en los que "encuentran acomodo las técnicas ( ... ) propias de la prensa amarilla- Todos sabemos, sin necesidad de nombrarlos, a qué medios se refiere. Y es verdad que, en comparación con ellos, su diario ofrece una información significativamente menos sesgada.Pero, desgraciadamente, EL PAIS incurre también a menudo en los vicios que el señor Cebrián critica tan acertadamente. Así, el 16 de mayo (sólo un día después de la publicación del mencionado discurso), un grueso titular de la sección de Internacional informa: Un palestino muerto y más de 60 heridos de bala por las tropas israelíes en la franja de Gaza. La única interpretación lógica es que la persona muerta lo ha sido por disparos de las fuerzas israelíes. Pero si uno continúa leyendo la noticia se entera de que el joven árabe ha sido "asesinado por nacionalistas palestinos". Por otra parte, los árabes heridos en los enfrentamientos (sólo "algunos de ellos de bala", por cierto) son "unos 60". ¿Por qué se convierten en el titular en "más de 60" y no, por ejemplo, en "casi 60"? En cuanto a los soldados israelíes heridos en un ataque árabe, el titular ni siquiera los menciona.

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¿No es esto una "deformación grosera de la realidad" y "un desprecio absoluto hacia los derechos del lector"? Lamentablemente, esta prodigiosa distorsión de las noticias en los titulares para adaptarlas a una visión maniquea del conflicto árabe-israelí viene siendo una práctica habitual en su diario, aunque, desde luego, raras veces es tan flagrante como en este caso.

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Confío en que se haga realidad el propósito de "ejercer la autocrítica" y EL PAÍS contribuya a ofrecer a los españoles una información más equilibrada sobre este y otros aspectos de la actualidad internacional y nacional.-

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