Cartas al director

Inoperancia

Día a día, me doy cada vez más cuenta de que Naciones Unidas es una organización burocráticamente politizada, efectivamente inoperante y que tan sólo atiende a los intereses económicos o políticos de los poderosos. Su mayor problema, posiblemente (y en cuestión de todo el derecho internacional), es que carece de un órgano eficaz y no dependiente de las superpotencias que pueda imponer coactivamente las resoluciones que se establezcan; sólo hay que echar un vistazo al panorama internacional para ver dónde se interviene, dónde no, cómo y por qué.Así, mientras los marines se...

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Día a día, me doy cada vez más cuenta de que Naciones Unidas es una organización burocráticamente politizada, efectivamente inoperante y que tan sólo atiende a los intereses económicos o políticos de los poderosos. Su mayor problema, posiblemente (y en cuestión de todo el derecho internacional), es que carece de un órgano eficaz y no dependiente de las superpotencias que pueda imponer coactivamente las resoluciones que se establezcan; sólo hay que echar un vistazo al panorama internacional para ver dónde se interviene, dónde no, cómo y por qué.Así, mientras los marines se paseaban por Panamá en una violación absoluta de la integridad territorial panameña u ocupaban la isla caribeña de Granada, la comunidad internacional y la ONU hacían caso omiso de la cuestión; del mismo modo, sigue sin ser atendido por estos organismos el bloqueo naval que unilateralmente impone EE UU a Cuba, un Estado soberano, con plenos derechos internacionales (independientemente del régimen que allí haya), condenado a pasar hambre. Ya nadie se acuerda de los kurdos (que se pusieron tan de moda), que hoy día son machacados por turcos e iraquíes; ni de los armenios; ni de los afganos (nos convencieron de que cuando se fueran los soviéticos llegaría la paz... ja!), y mucho menos de aquella resistencia iraquí a la que durante la guerra del Golfo se animó a luchar prometiéndole un apoyo que nunca llegó y que es aniquilada por el régimen de Sadam. En cambio, los aviones de la OTAN patrullan el cielo de la ex Yugoslavia en busca de un enemigo que no creo que vean, puesto que el Ejército serbio sólo ha empleado esporádicamente aviones o helicópteros de combate, destinando éstos a tareas de evacuación de heridos. El dineral de la Operación Cielos Prohibidos debería emplearse en fines más prácticos, tales como comida para el Tercer Mundo, ¿no?-

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