Rocard libra la "madre de todas las batallas"

El presidenciable socialista busca puerta a puerta los votos de los vecinos de Conflans

Es como si se hubieran despertado de golpe y dominados por una actividad febril. En la sede del Partido Socialista (PS) en Confians-Saint-Honorine, un montón de chicos y chicas se afanan por transmitir en forma de cartas las octavillas y carteles el siguiente mensaje: "Francia necesita a Michel Rocard". De los 65.710 electores de la séptima circunscripción de las Yvelines dependerá el próximo domingo no sólo el escaño de Rocard en el Parlamento, sino su futuro como candidato a la presidencia.

Rocard compartió anoche en Conflans el estrado de la sala, con Bernard Kouchrier, el ministro m...

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Es como si se hubieran despertado de golpe y dominados por una actividad febril. En la sede del Partido Socialista (PS) en Confians-Saint-Honorine, un montón de chicos y chicas se afanan por transmitir en forma de cartas las octavillas y carteles el siguiente mensaje: "Francia necesita a Michel Rocard". De los 65.710 electores de la séptima circunscripción de las Yvelines dependerá el próximo domingo no sólo el escaño de Rocard en el Parlamento, sino su futuro como candidato a la presidencia.

Rocard compartió anoche en Conflans el estrado de la sala, con Bernard Kouchrier, el ministro más popular del casi extinto Gobierno socialista. El día anterior se había paseado por una localidad vecina en compañía de Alain Decaux, un historiador muy popular por sus programas divulgativos en la televisión. Rocard explicaba, que la principal causa de "duro castigo" sufrido por los socialistas en la primera vuelta, de las legislativas era el "no haber sabido explicar las razones de la subida del paro".En esta segunda y decisiva fase de la campaña francesa, Rocard está echando el resto, Los habitantes de Conflans siguen sus andazas con simpatía. El propietario del café del Hôtel de Ville se felicita por la lluvia de periodistas que se abate sobre la pequeña localidad.

Una de las primeras imágenes que se recibe de Conflans es, la del Ayuntamiento, un castillete de piedra construido en 1895 que parece un decorado de Eurodisney. Rocard, alcalde de la ciudad desde hace tres lustros, no está allí, pero, en cambio, su retrato está mucho más presente que hace un par de semanas, durante la campaña para la primera ronda.

Es el mismo retrato: el líder socialista en la postura de El pensador de Rodin. Ahora se le ha añadido una franja amarilla que dice: "Las Yvelines y, Francia necesitan a Michel Rocard". Y donde antes había un sólo cartel ahora hay una docena de ellos. Se nota que los mil¡tantes aprietan el acelerador tras el mal resultado obtenido por Rocard el pasado domingo, cuando sólo obtuvo el 27,21% de los sufragios expresado, frente al 38,49% de Pierre Cardo, su rival del centro-derecha, un ejecutivo de una empresa automovilística, de 43 años.

Una empresa difícil

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Aunque en la segunda vuelta, se le sumen a Rocard los votos obtenidos en su circunscripción por los ecologistas (6,34%) y los comunistas (4,54%), el candidato socialista lo tiene muy difícil. En cambio, Cardo puede cosechar el domingo buena parte del 15,35% obtenido por el Frente Nacional y del 3,1% de otros candidatos independ¡entes de derecha.

Los militantes que se agolpan en el local del PS de la Rue Carnot hacen otros cálculos. "Nuestra principal esperanza es movilizar a los abstencionistas, que el pasado domingo representaron el 30% del cuerpo electoral", dice Marie-Claude mientras entrega unas octavillas a uno de sus camaradas.

El ex primer ministro está volcado en esta para él "madre de todas las batallas políticas". Sus programas no están muy claros, porque en realidad él no pensaba hacer demasiada campaña sobre el terreno. Así que los militantes locales improvisan a cada minuto: ahora una visita a los comerciantes, luego un paseo por un suburbio, más tarde una reunión en un teatro.

Así lo ve Rocard: "Si los abstencionistas siguen en sus casas, estoy perdido. Si salen...". Aunque confiesa tener "un sabor de amargura en la boca", no parece demasiado deprimido. A él le gusta compararse a "un viejo marinero acostumbrado a las tormentas".

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