Un accidente siega la vida de dos mujeres en la M-40

La tétrica imagen que últimamente difunde la Dirección General de Tráfico las vísperas de los puentes (como el presente de San José) y las vacaciones se repitió ayer en la vía de circunvalación M-40, a unos 500 metros de la avenida de Arcentales. Al lado de un Peugeot 405, matrícula de Madrid, dos hombres lloraban amargamente. Y a menos de un metro, sus dos esposas yacían tendidas en el suelo tapadas con una sábana blanca de la que sólo sobresalían los pies.

"¿Qué le voy a decir a mi hija ...?", gemía, en medio de las sirenas de los coches patrulla y ambulancias, el conductor del tu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La tétrica imagen que últimamente difunde la Dirección General de Tráfico las vísperas de los puentes (como el presente de San José) y las vacaciones se repitió ayer en la vía de circunvalación M-40, a unos 500 metros de la avenida de Arcentales. Al lado de un Peugeot 405, matrícula de Madrid, dos hombres lloraban amargamente. Y a menos de un metro, sus dos esposas yacían tendidas en el suelo tapadas con una sábana blanca de la que sólo sobresalían los pies.

"¿Qué le voy a decir a mi hija ...?", gemía, en medio de las sirenas de los coches patrulla y ambulancias, el conductor del turismo. Su vehículo, el Peugeot 405, acababa de arrancar de cuajo una farola adyacente a la calzada, tras salirse de la vía, con el infortunio de que el brutal impacto recayó sobre la parte trasera del automóvil, en la que iban sus esposas.

El acompañante del conductor (ambos resultaron ilesos) también estaba desolado: en un momento determinado observó las sábanas, se dejó caer sobre el arcén y propinó a la tierra, entre sollozos de impotencia, varios puñetazos de rabia. Las nucas de sus esposas quedaron prácticamente aplastadas por el impacto entre la farola y el coche. "Parece que son madre e hija", comentó un guardia civil de Tráfico a este periódico, al tiempo que describía la peligrosidad que presenta ese tramo la M-40. Las dos mujeres fallecidas son M. C. I. y E. V., según informó un guardia civil, a través de la radio, a la Jefatura de Tráfico.

El accidente se produjo poco después de las 17.00 horas de ayer, en el kilómetro 11 de la M40, en dirección a la N-II (Madrid-Barcelona). Un vehículo, que iba en el mismo sentido que el Peugeot 405 en el que iban las víctimas les había alcanzado por detrás. Se trata de un Renault 21 conducido por Jesús Gil Carza, que resultó ileso y que viajaba con su esposa. Su versión era ininteligible: "Un coche se cruzó por delante del mío, giré para no arrollarlo, frené y no pude evitar darle a éste [el coche de las víctimas] por detrás; no sé qué más ha pasado. El coche que se metió delante se ha fugado".

El conductor del vehículo en el que iban las víctimas, de entre 30 y 35 años, explicó al juez de guardia que autorizó el levantamiento de los cadáveres: "Iba por el carril central de la calzada, a una velocidad moderada, y el otro coche se echó encima; después...".

La M-40 se cobró ayer otra víctima, sobre las 10.30, a la altura de la carretera de Extremadura. Una persona murió, tres resultaron heridas leves y dos graves.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En