Fianza de 2,5 millones para tres 'ertzainas' acusados de torturar a un terrorista

El titular del Juzgado número 3 de Instrucción de Vitoria, José Miguel Martínez, impuso ayer a un sargento mayor, a un inspector y a un cabo de la Ertzaintza una fianza de 2,5 millones de pesetas, a pagar en 24 horas, en el auto de apertura del juicio oral por un presunto delito de torturas al miembro de ETA Andoni Murelaga. El fiscal de la Audiencia de Vitoria, Álvaro Delgado, solicita para ellos una pena de seis meses y un día de prisión menor y la inhabilitación especial por el plazo de seis años y un día. Además, considera responsable civil subsidiaria a la Comunidad Autónoma del País ...

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El titular del Juzgado número 3 de Instrucción de Vitoria, José Miguel Martínez, impuso ayer a un sargento mayor, a un inspector y a un cabo de la Ertzaintza una fianza de 2,5 millones de pesetas, a pagar en 24 horas, en el auto de apertura del juicio oral por un presunto delito de torturas al miembro de ETA Andoni Murelaga. El fiscal de la Audiencia de Vitoria, Álvaro Delgado, solicita para ellos una pena de seis meses y un día de prisión menor y la inhabilitación especial por el plazo de seis años y un día. Además, considera responsable civil subsidiaria a la Comunidad Autónoma del País Vasco. Según el fiscal, los agentes sometieron al detenido a interrogatorios sin asistencia letrada, mientras le pegaban, estando esposado y con los ojos tapados por unas gafas especiales que le impedían la visión.

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El miembro del comando Vizcaya de ETA Andoni Murelaga, en cuyo domicilio la Ertzaintza se incautó de un arsenal de armas y explosivos, fue detenido en Bilbao el 4 de abril de 1990, y trasladado esa misma noche a dependencias de la policía autónoma en Arkaute (Álava). Allí fue reconocido por un médico forense de Vitoria en tres ocasiones.

En los dos primeros reconocimientos no apareció ninguna lesión. Sin embargo, el día 6 de abril se encontró con diversas trabas para poder examinar al detenido. Finalmente el juez de instrucción número 3 de Vitoria consiguió que le franquearan el acceso al médico. En ese tercer examen el forense certificó la existencia de lesiones leves.

Un segundo forense apreció en Madrid, a donde el detenido fue trasladado, hematomas en la región costal, tórax y antebrazos, con aspecto de dedos marcados y una inflamación del tamaño de un huevo de paloma en la mandíbula izquierda.

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