Lógica, lastre y legislatura

Hace seis meses, el argumento de Felipe González para no anticipar las elecciones legislativas se apoyaba precisamente en el empeoramiento de la coyuntura económica española. El 21 de agosto del año pasado, tras una audiencia con el Rey en el palacio de Marivent (Palma de Mallorca), el presidente del Gobierno adujo que la "delicada" situación de la economía en modo alguno aconsejaba recurrir a las urnas, porque lo más eficaz era atajar la crisis con unos presupuestos "muy rigurosos" para 1993.Veinticuatro horas antes, el Banco de España había hecho público un informe que detectaba negras persp...

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Hace seis meses, el argumento de Felipe González para no anticipar las elecciones legislativas se apoyaba precisamente en el empeoramiento de la coyuntura económica española. El 21 de agosto del año pasado, tras una audiencia con el Rey en el palacio de Marivent (Palma de Mallorca), el presidente del Gobierno adujo que la "delicada" situación de la economía en modo alguno aconsejaba recurrir a las urnas, porque lo más eficaz era atajar la crisis con unos presupuestos "muy rigurosos" para 1993.Veinticuatro horas antes, el Banco de España había hecho público un informe que detectaba negras perspectivas y, en concreto, advertía que el crecimiento medio de la economía española en 1992 no iba a llegar al 2%, cuando en 1991 había alcanzado el 2,4%.

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El presidente del Gobierno fue tajante al afirmar que "tiene poca lógica" el argumento -utilizado en su propio partido, aunque eludió esta identificación- de que convenía adelantar las elecciones porque unos meses después la situación económica iba a ser peor.

González sostuvo que afrontar inmediatamente un proceso electoral exigiría o bien mentir a la opinión pública y decir que todo iba bien, a lo que se negaba, o constatar que la situación era "deficiente, mala, peor que la de unos años atrás, con lo que estaríamos", argumentó, "en el punto de partida. Por tanto", concluyó, "eso no justificaría para nada un proceso electoral. Yo sigo pensando que se debe agotar la legislatura, aunque siempre hay que hacer la salvedad de que ésa es una decisión que nunca se anticipa sino que se toma cuando se considera conveniente".

En un momento de adversidad para su política económica, el jefe del Gobierno mostró públicamente que Carlos Solchaga seguía contando con su apoyo. "Yo no soy partidario de hacer de la política navegación acelerada, de soltar lastre y buscar chivos expiatorios", dijo entonces.

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