El alcalde de Móstoles dimite secretamente y se esfuma

José Baigorri, alcalde socialista de Móstoles, presentó ayer su dimisión por un sistema singular. Sobre las 14.45, 15 minutos antes del cierre de las dependencias municipales, dejó en el registro del Ayuntamiento su renuncia. No avisó a ningún concejal, ni a los de su grupo socialista ni a los de Izquierda Unida -que participa en el gobierno del ayuntamiento-, según fuentes municipales.

Los miembros de la corporación se enteraron de la deserción del alcalde a las ocho de la tarde, cuando repararon en su ausencia en el pregón de los carnavales. Entonces, un reducido número de ...

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José Baigorri, alcalde socialista de Móstoles, presentó ayer su dimisión por un sistema singular. Sobre las 14.45, 15 minutos antes del cierre de las dependencias municipales, dejó en el registro del Ayuntamiento su renuncia. No avisó a ningún concejal, ni a los de su grupo socialista ni a los de Izquierda Unida -que participa en el gobierno del ayuntamiento-, según fuentes municipales.

Los miembros de la corporación se enteraron de la deserción del alcalde a las ocho de la tarde, cuando repararon en su ausencia en el pregón de los carnavales. Entonces, un reducido número de personas -entre ellas, el primer teniente de alcalde, José Luis Gallego, convertido por sorpresa en alcalde en funciones- supo de la dimisión. Se lo comunicó el interventor del Ayuntamiento, que al dejar el registro vio la carta de renuncia.

Ninguna de las fuentes consultadas sabía dónde estaba Baigorri y especulaban que había huido a su pueblo, en Navarra. También aseguraron que ni el presidente de la Federación Socialista Madrileña (FSM), José Acosta, fue avisado de las intenciones de uno de sus alcaldes próximos.

El portavoz de IU, Salvador Torrecilla, comentó anoche, tras enterarse de la fuga del alcalde, la falta de sensibilidad política de su gesto.

Fuentes municipales atribuyen la dimisión de Baigorri a la presión a la que ha estado sometido últimamente. En noviembre trascendió que cobraba, además de su sueldo de siete millones de pesetas anuales, una pensión de invalidez. A principios de febrero renunció al primero, por imposición de la FSM. En la última reunión de la agrupación socialista local, dos terceras partes de los militantes solicitaron su dimisión, según el secretario general.

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