Cartas al director

Amenaza al mensajero

Llama nuestra amiga Teresa desde Suecia. Hay una sutil angustia en su voz. Su compañero ha sido amenazado de muerte por su defensa de la igualdad de todos los pueblos. Son periodistas, jóvenes y padres de familia. Su compañero, al que llamaremos X, ella y los niños se han visto obligados a dejar su casa, recién hipotecada, y a pedir ayuda al Gobierno.Están protegidos, pero el miedo, que es libre, obliga a mi amigo X a acudir a su trabajo en taxi y hacer otras cosas no desvelables, dado que su diario se compra con facilidad en Estocolmo.

X es un personaje conocido en Suecia por sus apari...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Llama nuestra amiga Teresa desde Suecia. Hay una sutil angustia en su voz. Su compañero ha sido amenazado de muerte por su defensa de la igualdad de todos los pueblos. Son periodistas, jóvenes y padres de familia. Su compañero, al que llamaremos X, ella y los niños se han visto obligados a dejar su casa, recién hipotecada, y a pedir ayuda al Gobierno.Están protegidos, pero el miedo, que es libre, obliga a mi amigo X a acudir a su trabajo en taxi y hacer otras cosas no desvelables, dado que su diario se compra con facilidad en Estocolmo.

X es un personaje conocido en Suecia por sus apariciones en la televisión sueca. La mayoría de sus escritos giran en tomo a la problemática de los pueblos oprimidos; ya no puede viajar en metro como hacía cada día. Es valiente, pero espero que no un mártir.

Si el racismo y la xenofobia están impregnando el modelo sueco, el Estado de bienestar, algo organizado ha prendido en toda Europa.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Me cuesta trabajo pensar que ya no podré pasear por Gamla Stam con mis amigos suecos, mi 1,70 de estatura, mi pelo moreno y mi acento hispano.

Me resulta fácil pensar cómo pueden sentirse en España suramericanos o magrebíes.

Que la historia no la escriban los asesinos, por favor-

Archivado En