Cartas al director

Marlene Dietrich

Envidia, despecho, dinero, afán de notoriedad... Todos estos ingredientes mezclados o por separado son capaces de hundir en el cieno, o al menos de intentarlo, la imagen de la propia madre. Espero y deseo, María Rivas, que usted no lo logre, aunque he de confesar que el mero hecho de su intento me resulta repugnante. No he leído su libro ni creo que llegue nunca a hacerlo. Desconozco la vida de su tan odiada madre, pero puedo asegurarle que a través de su radiante personalidad, su impresionante carisma y su esplendorosa figura fue capaz de erigirse en mito fascinante y seductor y conservar el ...

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Envidia, despecho, dinero, afán de notoriedad... Todos estos ingredientes mezclados o por separado son capaces de hundir en el cieno, o al menos de intentarlo, la imagen de la propia madre. Espero y deseo, María Rivas, que usted no lo logre, aunque he de confesar que el mero hecho de su intento me resulta repugnante. No he leído su libro ni creo que llegue nunca a hacerlo. Desconozco la vida de su tan odiada madre, pero puedo asegurarle que a través de su radiante personalidad, su impresionante carisma y su esplendorosa figura fue capaz de erigirse en mito fascinante y seductor y conservar el hechizo a lo largo de su dilatada vida, lo cual no está al alcance de cualquiera en este nuestro difícil mundo.- M. C. Emilas.

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