Tribuna:

Quimera

Si fuera cierto que por cada tren de alta velocidad que hemos comprado a los franceses ellos nos han entregado a un cabecilla de la ETA como regalo, entonces también sería cierta la alucinación que tuve ayer en medio del páramo cuando vi pasar el AVE casi en vuelo rasante. Creía adivinar que la locomotora llevaba el nombre de Josu Ternera grabado con letras de oro en un lado del morro, de la misma forma que los aviones van bautizados en una amura de la carlinga con nombres de ciudades o de vírgenes. Así iba esa máquina hacia Sevilla, dejando el apodo de ese terrorista como una estela suspendid...

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Si fuera cierto que por cada tren de alta velocidad que hemos comprado a los franceses ellos nos han entregado a un cabecilla de la ETA como regalo, entonces también sería cierta la alucinación que tuve ayer en medio del páramo cuando vi pasar el AVE casi en vuelo rasante. Creía adivinar que la locomotora llevaba el nombre de Josu Ternera grabado con letras de oro en un lado del morro, de la misma forma que los aviones van bautizados en una amura de la carlinga con nombres de ciudades o de vírgenes. Así iba esa máquina hacia Sevilla, dejando el apodo de ese terrorista como una estela suspendida en el aire. Pude imaginar algo más. El Josu Ternera que se dirigía al sur, sin duda, se cruzaría en un punto de La Mancha con el Artapalo de las once que subía a Madrid. Así sucedió. Al poco rato vi que otro tren de alta velocidad venía zumbando desde aba . o entre los viñedos, pero la locomotora no se llamaba Artapalo, sino Santi Potros, aunque era igual de potente. Lo encontré muy natural, ya que hoy está prohibido sorprenderse de nada. Terminados los fastos, en algún cobertizo dormirán fuera de servicio las locomotoras del AVE que han sobrado, y en medio de esta locura todas podrían lucir en la chapa apelativos de jefes de la banda -Mamarru, Apalategui, Fitipaldi- si fuera cierto que su destino se pactó en la cloaca del Estado, ahora convertida .en salón de baile para debutantes. Bajo el vendaval de la corrupción que azota este país, ¿qué hecho podría arrancarnos un poco de optimismo más allá de la piedad? Altos mandos de la lucha antidroga de la Guardia Civil son detenidos por comerciar ellos mismos con cocaína. Un magistrado manda descerrajar hasta la intimidad todas las cajas fuertes del partido socialista, incluida la del Banco de España, buscando papeles sucios. Felipe González se fiagela en público. Si el presidente del Gobierno reconoce que ha perdido credibilidad, ya es lícito creérselo todo. En medio de esta descomposición del Estado, ¿por qué no puede llevar una locomotora del AVE el nombre de Artapalo?

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