El laberinto de los automovilistas
El sol salió ayer con un atasco en la carretera de Castilla causado por un camión de fruta que a las 6.45 derramó su carga y cortó el tráfico de un carril de ambos sentidos. Después, la Gran Vía y la calle de Alcalá, al filo del mediodía, eran un laberinto para los automovilistas. Frente a Educación, los sindicatos sólo dejaron un carril para bajar hacia Cibeles -como recoge la fotografía-. A pocos metros, otra concentración laboral cortaba la mitad de la Gran Vía frente a la sede de Telefónica. Tampoco la zona norte de la Castellana se libraba a esas horas del colapso, provocado por el funera...
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El sol salió ayer con un atasco en la carretera de Castilla causado por un camión de fruta que a las 6.45 derramó su carga y cortó el tráfico de un carril de ambos sentidos. Después, la Gran Vía y la calle de Alcalá, al filo del mediodía, eran un laberinto para los automovilistas. Frente a Educación, los sindicatos sólo dejaron un carril para bajar hacia Cibeles -como recoge la fotografía-. A pocos metros, otra concentración laboral cortaba la mitad de la Gran Vía frente a la sede de Telefónica. Tampoco la zona norte de la Castellana se libraba a esas horas del colapso, provocado por el funeral del jefe de la cúpula militar, el almirante Gonzalo Rodríguez Martín-Granizo, en el Ministerio de Defensa. Y al ocaso, la saturación del tráfico en la hora punta pudo con la paciencia de los automovilistas que circulaban por el tramo norte de la M-30, así como con la de aquellos que atravesaban la plaza de Castilla y la Castellana.