Cartas al director

Recelo y sospecha

El hecho de que los asesinos de Lucrecia Pérez hayan llegado a cometer un acto tan extremo como miserable es porque saben o sospechan que la población española está preparada para digerir rápidamente un hecho como ése. Es porque saben o sospechan que (tal como se deduce de una reciente encuesta del CIS) el 45% de la población encuestada considera que los inmigrantes llegados a España se dedican a la delincuencia al no encontrar trabajo, o que el 15% de los mismos opina que los inmigrantes son simplemente delincuentes. Es también porque saben o sospechan que el 33% de los encuestados se muestra...

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El hecho de que los asesinos de Lucrecia Pérez hayan llegado a cometer un acto tan extremo como miserable es porque saben o sospechan que la población española está preparada para digerir rápidamente un hecho como ése. Es porque saben o sospechan que (tal como se deduce de una reciente encuesta del CIS) el 45% de la población encuestada considera que los inmigrantes llegados a España se dedican a la delincuencia al no encontrar trabajo, o que el 15% de los mismos opina que los inmigrantes son simplemente delincuentes. Es también porque saben o sospechan que el 33% de los encuestados se muestra partidario de adoptar medidas muy o bastante duras respecto a los inmigrantes árabes o africanos.A continuación la pregunta a formularse sería quién es el responsable de que exista esa opinión generalizada. Y como respuesta valga la hipótesis siguiente. Frecuentemente en medios de comunicación aparecen declaraciones de funcionarios del Gobierno en las que se hace una identificación entre delincuencia e inmigración. En las que se relaciona el grado de seguridad ciudadana con el control de extranjeros (provenientes del Sur). Se pronuncian afirmaciones como "el grado de seguridad ciudadana ha aumentado... hemos capturado una banda de delincuentes extranjeros...". Esta permanente actitud va influyendo en la opinión y crea un entorno hostil hacia el inmigrante pobre, un entorno de recelo y sospecha.

La lucha contra el racismo y la xenofobia deberá comenzar por un cambio de actitud de todos aquellos que de alguna forma influyen en la opinión general. Sería esto mucho más eficaz que el pronunciar discursos rotundos y tajantes después de ocurridos hechos trágicos irremediables.

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