Cartas al director

Tren

He leído el editorial de 31 de octubre titulado La derrota del tren, y creo que se elude el meollo de la cuestión. Recientemente fui por primera vez desde Madrid a Valencia en el Intercity. Mi sorpresa fue enorme al comprobar que el tren salía por Aranjuez, pasaba por Alcázar de San Juan y Albacete y entraba en Valencia por el sur. No hay que, saber mucho de geografía para darse cuenta de que da una vuelta impresionante. La razón es muy sencilla.Si el trayecto fuera más directo, por Cuenca (existe la vía), el tren tardaría menos de las cuatro horas que tarda. El problema no es que Renfe...

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He leído el editorial de 31 de octubre titulado La derrota del tren, y creo que se elude el meollo de la cuestión. Recientemente fui por primera vez desde Madrid a Valencia en el Intercity. Mi sorpresa fue enorme al comprobar que el tren salía por Aranjuez, pasaba por Alcázar de San Juan y Albacete y entraba en Valencia por el sur. No hay que, saber mucho de geografía para darse cuenta de que da una vuelta impresionante. La razón es muy sencilla.Si el trayecto fuera más directo, por Cuenca (existe la vía), el tren tardaría menos de las cuatro horas que tarda. El problema no es que Renfe funcione mal. La cuestión es que no interesa que funcione bien.

Hay que consumir petróleo sea como sea. Si el tren a Valencia invirtiera menos de cuatro horas, el número de pasajeros en autobús se reduciría drásticamente, y quizá también los del coche y el avión. Además, cundiría el ejemplo. ¿Qué opinarían al respecto las grandes multinacionales del petróleo?

Sería pecado grave. Y nadie quiere, por lo visto, ni siquiera hablar de este sacrilegio-

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