LA BATALLA POR LA CASA BLANCA

Bush y Clinton se enzarzan en una guerra de insultos

Mentiroso, sinvergüenza, loco, chulo. Insultos de esta naturaleza se han intercambiado en las últimas horas George Bush y Bill Clinton, agarrados ya, a tres días de las elecciones, en un bronco cuerpo a cuerpo para resolver una campaña que se presenta con final de foto-finish. Mientras las encuestas confirman la franca recuperación de Bush, el candidato demócrata afirma que prefiere no llegar como favorito a la fecha del 3 de noviembre y Ross Perot insiste en que será él quien gane.

Ya no es hora de encuestas, dicen los candidatos. La única en cuesta que vale ya es aquella en la que par...

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Mentiroso, sinvergüenza, loco, chulo. Insultos de esta naturaleza se han intercambiado en las últimas horas George Bush y Bill Clinton, agarrados ya, a tres días de las elecciones, en un bronco cuerpo a cuerpo para resolver una campaña que se presenta con final de foto-finish. Mientras las encuestas confirman la franca recuperación de Bush, el candidato demócrata afirma que prefiere no llegar como favorito a la fecha del 3 de noviembre y Ross Perot insiste en que será él quien gane.

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Ya no es hora de encuestas, dicen los candidatos. La única en cuesta que vale ya es aquella en la que participarán más de 100 millones de norteamericanos que deben optar entre el voto del miedo, promovido por Bush, y el voto del cambio, propuesto por Clinton.El candidato demócrata encontró ayer una nueva arma a utilizar estos días contra el presidente. El gran jurado que investiga el escándalo Irán-contra descubrió ayer una nota escrita en 1986 por el entonces secretario de Defensa, Caspar Weinberger que prueba que George Bush es taba perfectamente al tanto de la operación con el régimen iraní para intercambiar armas por rehenes. Bush siempre ha sostenido que estuvo al margen de ese escándalo. Pero estas nuevas revelaciones le permitieron a Clinton acusar al actual presidente de haber mentido al país.

Mientras tanto, los medios d comunicación siguen publicando sondeos en los que el candidato demócrata se mantiene en cabeza, aunque cada vez con un mar gen más estrecho. En las encuestas de las últimas 24 horas la situación es la siguiente: En la de CNN-USA Today Clinton tiene un sólo punto de ventaja, en la de ABC, nueve puntos, en la de NBC, cinco puntos, y en la de The Washington Post, diez puntos. El candidato independiente Ross Perot marcha con un respaldo de entre un 11 % y un 19%. Pero ha dicho que Bush va a perder las elecciones y que un voto para el candidato republicano será un voto perdido.

El presidente Bush empieza a sentirse el ganador con estos resultados. "Yo nunca perdí la confianza en que ganaría. Obviamente estoy emocionado", dijo en una entrevista en la televisión, "pero hay que tener cuidado, porque no se puede tener demasiada confianza en las encuestas".

Bill Clinton también hizo su particular declaración de esperanza. "Vamos a ganar estas elecciones. Siempre he estado preocupado, pero creo que ganaré. Siempre he pensado que yo no era el favorito, que tenía que seguir luchando. Estoy orgulloso de la manera en que lo mejor de la sociedad norteamericana ha reaccionado contra esas cosas increíbles, increíblemente deshonestas, que Bush ha dicho sobre nosotros". Lo que Bush ha dicho sobre los candidatos demócratas es que son unos "chulos", que saben menos de: política exterior que su perra Millie, que el aspirante a la vicepresidencia, Al Gore, es un "loco ecologista al que hay que mandar lo más lejos posible" y que dan una imagen "un poco patética".

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Bill Clinton ha contestado que está cansado de que los republicanos le ataquen personalmente para hacer olvidar la gestión de los últimos años de Gobierno, ha dicho que sus rivales son unos "sirvengüenzas" que no merecen el apoyo de los votantes y que Bush es "un mentiroso" dispuesto a hacer y decir todo lo que sea necesario para ganar estas elecciones. Y prueba de ello, según Clinton, es que el presidente no dijo la verdad sobre su participación, cuando era presidente, en la venta de armas estadounidenses a Irán.

Ya se han olvidado las discusiones sobre si un programa es mejor que otro, o sobre qué soluciones ofrece cada candidato para el futuro del país. Todo ha quedado reducido a una guerra sucia en la que vale todo.

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