Requiem por una fuente

La reforma a la que fue sometida el pasado año la plaza de la Paja, en el distrito Centro, no ha servido para ennoblecer su aspecto. La rehabilitación, que según el grupo municipal socialista costó 60 millones de pesetas, consistió en trazar nuevos caminos por la arena y construir una fuente que tardó varios meses en tener agua. Mientras tanto, servía de asiento a los vecinos.Según el Ayuntamiento, la rehabilitación de la plaza se quedó incompleta. El presupuesto de la obra tampoco dio para cambiar, al menos, el deteriorado mobiliario urbano de la zona. La vieja fuente, situada junto al colegi...

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La reforma a la que fue sometida el pasado año la plaza de la Paja, en el distrito Centro, no ha servido para ennoblecer su aspecto. La rehabilitación, que según el grupo municipal socialista costó 60 millones de pesetas, consistió en trazar nuevos caminos por la arena y construir una fuente que tardó varios meses en tener agua. Mientras tanto, servía de asiento a los vecinos.Según el Ayuntamiento, la rehabilitación de la plaza se quedó incompleta. El presupuesto de la obra tampoco dio para cambiar, al menos, el deteriorado mobiliario urbano de la zona. La vieja fuente, situada junto al colegio de San Ildefonso, está destripada desde hace años. Nadie reparó en ella cuando se produjo el arreglo de la plaza. Es el sino de todas las fuentes del centro: morir secas de atención.

Tampoco se acordaron de los bancos de la plaza, que están entre los peor tratados de la ciudad: sucios, viejos y desvencijados. Ni siquiera se instaló el monumento a los niños de la lotería que justificó su reforma. Tampoco faltan suciedad -desde jeringuillas hasta cajas de frutas-, ni contenedores rebosantes de escombros, ni excrementos caninos. Eso, a pesar del nuevo evacuatorio para perros.

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