Cartas al director

¿Antidepresivos o Freud?

Tal disyuntiva crea una falsa ilusión de alternativas, por decirlo en términos propios, de P. Watzlawick. El tratamiento de las fobias, los trastornos obsesivo-compulsivos, la ansiedad generalizada y un buen porcentaje de las depresiones (por citar tan sólo algunos focos de interés) no tiene como únicas alternativas el diván o las pastillas. Y es una lástima que tengamos que leer en uno de los más prestigiosos periódicos de este país (así lo consideramos nosotros) titulares como: "Los nuevos antidepresivos se imponen a Freud...". O frases como: "Freud se bate en retirada frente a la revolución...

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Tal disyuntiva crea una falsa ilusión de alternativas, por decirlo en términos propios, de P. Watzlawick. El tratamiento de las fobias, los trastornos obsesivo-compulsivos, la ansiedad generalizada y un buen porcentaje de las depresiones (por citar tan sólo algunos focos de interés) no tiene como únicas alternativas el diván o las pastillas. Y es una lástima que tengamos que leer en uno de los más prestigiosos periódicos de este país (así lo consideramos nosotros) titulares como: "Los nuevos antidepresivos se imponen a Freud...". O frases como: "Freud se bate en retirada frente a la revolución neurofarmacológica en los trastornos más frecuentes, como la depresión o la ansiedad" (EL PAÍS, 25 de septiembre de 1992, página 20).La realidad es muy distinta. Hace mucho tiempo que en determinados ámbitos se han colocado las Obras completas, de Freud, en el salón de los clásicos de la psicología y la psiquiatría. Y no por eso se renuncia necesariamente a dar soluciones genuinamente psicológicas a problemas genuinamente psicológicos; eso sí, sin que se pierda de vista la preciada meta de la reducción de costes de los tratamientos.

Creemos que los psicofármacos son útiles en su justa medida; pero es claro que no puede reducirse la salud mental a mera neurobioquímica. Entre otras cosas, porque las investigaciones rigurosas demuestran que, en la depresión y la ansiedad, los fármacos son ineficaces cuando se dejan de tomar, surgiendo entonces las recaídas; con lo cual dependemos de por vida de unas sustancias químicas que, además de costar demasiado dinero a la Seguridad Social, no nos solucionan el problema y, lo que no es menos malo, se nos administra un tratamiento que implica serios riegos de llevarnos a la drogodependencia.- Pedro Moreno Gil y cuatro firmas más. .

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