Cerrada la única central nuclear de Brasil

Un magistrado de Río de Janeiro ha ordenado "el cierre inmediato" de la central nuclear Angra I, en Angra dos Reis, a medio camino entre Río de Janeiro y Sáo Paulo, hasta que el Congreso Nacional "autorice expresamente" su reapertura. Angra I es la única central nuclear brasileña en funcionamiento.El juez José Ricardo de Siqueira tomó su decisión por solicitud del abogado Alexandre Farah, quien en 1988 entabló un pleito contra la empresa estatal Fumas Centrales Eléctricas, apoyado en la Constitución aprobada en ese año, que prohíbe toda actividad nuclear realizada en territorio brasileño sin l...

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Un magistrado de Río de Janeiro ha ordenado "el cierre inmediato" de la central nuclear Angra I, en Angra dos Reis, a medio camino entre Río de Janeiro y Sáo Paulo, hasta que el Congreso Nacional "autorice expresamente" su reapertura. Angra I es la única central nuclear brasileña en funcionamiento.El juez José Ricardo de Siqueira tomó su decisión por solicitud del abogado Alexandre Farah, quien en 1988 entabló un pleito contra la empresa estatal Fumas Centrales Eléctricas, apoyado en la Constitución aprobada en ese año, que prohíbe toda actividad nuclear realizada en territorio brasileño sin la anuencia del Congreso.

De Siqueira recuerda en su sentencia que "la construcción de Angra I fue una imposición de un Gobierno autoritario". El juez afirma que el artículo 21 de la Constitución deroga la legislación vigente hasta 1985 en materia nuclear.

En la década de los setenta, durante la dictadura militar que gobernó Brasil hasta 1985, se decidió la construcción de tres centrales nucleares en Angra dos Reis. Las obras de Angra Il quedaron abandonadas por falta de recursos cuando ya se habían gastado 3.600 millones de dólares (360.000 millones de pesetas) y hoy esa instalación inacabada le cuesta a Brasil un millón de dólares al día por mantenimiento. A su lado, Angra III es un inmenso cráter abierto en la roca viva y ya abandonado.

Angra I ya quedó paralizada por problemas técnicos en 22 ocasiones, lo que le valió el irreverente sobrenombre de vagalume (luciérnaga).