El déficit exterior aumenta un 78,6% hasta agosto y alcanza la previsión para todo 1992

El desequilibrio de la economía española con el exterior se ha disparado en agosto. Las exportaciones -ventas de bienes a otros países- caen un 13% mientras que las importaciones -o compras del exterior- se mantienen casi estables; los ingresos por turismo también descienden, aunque sólo un 3,8%; la inversión extranjera se reduce a la sexta parte de hace un año, debido, principalmente, a la venta de las carteras de deuda que mantenían los no residentes. El resultado es que, en los ocho primeros meses del año, el déficit exterior aumenta un 78,6% y equivale al 2,9% del PIB.

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El desequilibrio de la economía española con el exterior se ha disparado en agosto. Las exportaciones -ventas de bienes a otros países- caen un 13% mientras que las importaciones -o compras del exterior- se mantienen casi estables; los ingresos por turismo también descienden, aunque sólo un 3,8%; la inversión extranjera se reduce a la sexta parte de hace un año, debido, principalmente, a la venta de las carteras de deuda que mantenían los no residentes. El resultado es que, en los ocho primeros meses del año, el déficit exterior aumenta un 78,6% y equivale al 2,9% del PIB.

De los tres desequilibrios de la economía española -déficit público, déficit exterior e inflación- es el segundo el que este año está aumentando a un ritmo más que espectacular. Tanto, que al finalizar agosto ya equivalía al 2,9% del producto interior bruto (PIB), cuando ésa era la tasa prevista en el plan de convergencia para todo el año 1992.Todos los factores se han sumado para empeorar las cuentas españolas con el exterior, y agosto ha logrado ser uno de los peores meses. Las exportaciones no es que aumenten poco sino que se reducen en un 13,3%. Este factor, unido a unas importaciones sólo ligeramente inferiores, eleva el déficit comercial del mes pasado en un 27%. En lo que va de año, esta diferencia entre las ventas y las compras al exterior ha aumentado un 21,6%. Es decir, la brecha del déficit comercial se va agrandando conforme pasan los meses.

Las cosas no van mejor para el conjunto de la balanza por cuenta corriente, que incluye la compra venta de bienes de la balanza comercial, los saldos por servicios como el turismo y las transferencias públicas y privadas. Aquí el estancamiento del turismo y la disminución de las transferencias han provocado que el, superávit de la balanza por cuenta corriente en agosto del pasado año se transforme ahora en un déficit.

Estos números rojos llevan a un déficit exterior acumulado en los que va de año de 1,73 billones de pesetas, cuando el año pasado en las mismas fechas ascendía a 0,9 billones. Este aumento, del 78,6% coloca el desequilibrio exterior de la economía española en el 2,9% del PIB.

Las cosas no van mucho mejor cuando se pasa a la balanza de capitales, que en los últimos años ha financiado con creces el desequilibrio exterior de la economía española. Las entradas de capital a largo plazo son las que más han disminuido, con lo que el déficit se financia con movimientos a corto, mucho más inestables, y créditos procedentes del exterior.

Como todo eso no resulta suficiente, las reservas disminuyen, aunque el mes pasado en una cifra casi simbólica en comparación al fuerte descenso que, probablemente, se ha producido en septiembre por las intervenciones del Banco de España para sostener la cotización de la peseta. En concreto, las reservas cayeron en 5.000 millones de pesetas el mes pasado.

El descenso de las entradas de capital a largo plazo registrado en agosto se produce por un fuerte aumento de las ventas de deuda pública en manos de no residentes, que han continuado aún más acentuadas, en septiembre. Según los datos facilitados ayer por el Banco de España, las entradas netas (tras restar las salidas) de capital a largo fueron en agosto de 35.800 millones de pesetas, cuando en el mismo mes de 1991 alcanzaron los 225.700 millones.

El impacto de la venta de deuda es decisivo. En agosto los no residentes vendieron 68.800 millones de pesetas en títulos públicos y en agosto de 1991 habían comprado 86.700 millones de los mismos.

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