El escenario macro

Los mercados de acciones, nacidos para reforzar la inversión industrial a través de las emisiones de papel, pierden día a día su peso esencial. El reflujo de la contratación ha sembrado de cadáveres el mercado. Se ha tocado fondo, pero los síntomas aplazan sin fecha el inevitable rebote alcista. La crisis en el sistema de pagos que puso fin a la euforia alcista de los ochentas consagró este principio: "Todo lo que sube baja". La pertinaz sequía de nuestros días ha desmontado su viceversa; ahora ya sabemos que "todo lo que baja no siempre acaba subiendo". El índice de Barcelona subió ayer un 0,...

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Los mercados de acciones, nacidos para reforzar la inversión industrial a través de las emisiones de papel, pierden día a día su peso esencial. El reflujo de la contratación ha sembrado de cadáveres el mercado. Se ha tocado fondo, pero los síntomas aplazan sin fecha el inevitable rebote alcista. La crisis en el sistema de pagos que puso fin a la euforia alcista de los ochentas consagró este principio: "Todo lo que sube baja". La pertinaz sequía de nuestros días ha desmontado su viceversa; ahora ya sabemos que "todo lo que baja no siempre acaba subiendo". El índice de Barcelona subió ayer un 0,28%.Los analistas no lo dudan: la culpa la tiene el escenario macróeconómico. El resultado favorable de los sondeos ante el referéndum francés sobre la Europa de Maastricht concentra las compras en la zona del marco alemán. Apostar por la unidad monetaria significa moverse a favor de la corriente del Bundesbank. A corto plazo, la cohesión fiscal de los Doce no supondrá una mejora en las políticas presupuestarias, cuya preocupación por el déficit obliga a los Estados miembros a mantener altos los recursos de sus bancos centrales alimentando la espiral monetaria con dos consecuencias nefastas: altos tipos y aumento de la inflación.

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