El concejal de Arganzuela permite la apertura de la discoteca de El Águila

Una semana tardaron los hermanos Cris y José Lozano, los propietarios de Archy -que explotan la discoteca de la fábrica de cervezas de El Águila-, en acatar voluntariamente la orden de clausura del local, dictada por Clemente Torres, concejal del distrito de Arganzuela. Y una seinana ha tardado la misma Junta Municipal en permitir la reapertura del local nocturno, una vez que "se han subsanado todas las deficiencias", según afirmó ayer el representante de los Lozano.

El concejal del Partido Popular Clemente Torres envió ayer una resolución que anulaba la anterior orden de clausura de la...

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Una semana tardaron los hermanos Cris y José Lozano, los propietarios de Archy -que explotan la discoteca de la fábrica de cervezas de El Águila-, en acatar voluntariamente la orden de clausura del local, dictada por Clemente Torres, concejal del distrito de Arganzuela. Y una seinana ha tardado la misma Junta Municipal en permitir la reapertura del local nocturno, una vez que "se han subsanado todas las deficiencias", según afirmó ayer el representante de los Lozano.

El concejal del Partido Popular Clemente Torres envió ayer una resolución que anulaba la anterior orden de clausura de la antigya fábrica de cervezas de El Águila, según explicó Juan Carlos Peinado, abogado de los hermanos Lozano.Anoche, la discoteca de la antijua fábrica de cervezas de El Águila abrió sus puertas a las nueve y media de la noche. Los vigilantes de la puerta permitían la entrada a todo el que llegaba, aunque no tuviese irlvitaciones, sin tener que pagar 700 pesetas, incluída consumición. Unas cuatrocientas personas llenaban el local sólo una hora después de que abriese sus puertas.

El número de barras se ha reducido de 18 a las siete que había anoche. Éste detalle era una de las deficiencias, 14 en total, cuya reparación exigía la Junta Municipal de Arganzuela. Juan Carlos Peinado aseguró ayer que se habían subsanado en su totalidad. Entre otras, la Junta de Arganzuela había detectado la falta de carteles con el aforo del local (2.600 personas); de alumbrado de emergencia; de ventilación en las oficinas; de puertas de emergencia y de protección de las instalaciones eléctricas.

La defíciencia más conflictiva, el exceso de ruidos -que puso en pie de guerra a los vecinos de la calle del General Lacy el imes pasado- no se puede subsanar con pantallas acústicas, debido a que el edificio está protegido por su antigüedad. Peinado informó que se ha procedido a reducir el volumen de la música.

Anoche no se produjo ninguna protesta vecinal. Algún pequeño grupo se reunía en sus portales, pero sólo conversaban.

Los concesionarios de la explotación del local reinaguraron ayer al reclamo de "Una noche de película", que figuraba en las invitaciones. Y de película ha sido su corta vida como local de copas en las noches el verano de Madrid. Abrió un 9 de julio, después de una inversión de 60 millones de pesetas; los vecinos se lanzaron a la calle en protesta del ruido desde el primer día, y el 29 del mismo mes el concejal de Arganzuela ordenó su cierre, a consecuencia de la protesta y del informe técnico municipal sobre deficiencias.

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Falta de determinación

Pese al despliegue de la Policía Municipal, que durante cinco noches rodeó el recinto -llegando incluso a cortar la vía pública- para que la orden se cumpliese, el local abrió sus puertas hasta el 5 de agosto, mientras el grupo municipal de Izquierda Unida denunciaba atónito la falta de autorida del concejal popular Torres. Incluso el alcalde, José María Álvarez del Manzano, apoyó a su concejal de distrito en los días en que los Lozano se resistieron al cierre.

El miércoles pasado los propietarios de Archy cerraron voluntariamente después del asedio, y sólo siete días después, ayer, las 14 deficiencias técnicas estaban solucionadas.

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