Cartas al director

De la solidaridad

Conocí a César hace algunos años ' en Santiago de Compostela, cuando éramos estudiantes. Salíamos de noche a tomar unas copas al Tranvía -que los más veteranos sin duda recordarán-, y entre cerveza y cerveza charlábamos de lo divino y lo humano. Hacía ya tiempo que no sabía nada de él cuando el otro día lo vi en televisión: lo juzgaban por insumiso. En mí diccionario para uso íntimo, un insumiso es una persona íntegra, coherente y, aunque la publicidad del Gran Hermano pretenda lo contrario, alguien con un profundo sentido de la solidaridad. Así es César (que, dicho sea de paso, es un verdader...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Conocí a César hace algunos años ' en Santiago de Compostela, cuando éramos estudiantes. Salíamos de noche a tomar unas copas al Tranvía -que los más veteranos sin duda recordarán-, y entre cerveza y cerveza charlábamos de lo divino y lo humano. Hacía ya tiempo que no sabía nada de él cuando el otro día lo vi en televisión: lo juzgaban por insumiso. En mí diccionario para uso íntimo, un insumiso es una persona íntegra, coherente y, aunque la publicidad del Gran Hermano pretenda lo contrario, alguien con un profundo sentido de la solidaridad. Así es César (que, dicho sea de paso, es un verdadero pedazo de pan), y por eso. lo quieren mandar a la cárcel, como si se tratara de un vulgar chorizo, un violador, un matón a sueldo... (Con los que, por cierto, si nadie lo remedia, tendrá que convivir). Los presos de conciencia de la democracia española están servidos. Sólo quiero dirigirme a él para darle las gracias por ser como es y para pedirle que no cambie nunca.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En