Cartas al director

Sobre Maastricht

El otro día, reflexionando sobre las noticias controvertidas que se suceden respecto a la integración europea, los referendos de Dinamarca e Irlanda, los resultados de las encuestas, las preguntas... se me ocurrió aventurar la respuesta para un hipotético referéndum. Tras meditar un voto responsable llegué a una conclusión madura que me satisfizo suficientemente.Como un juego didáctico se me ocurrió plantear también la cuestión, razonándola, a mi compañera. Su primera respuesta (es que no sé) fue inmediatamente rechazada, porque significaba no querer jugar. Tras un corto intervalo decidióse: n...

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El otro día, reflexionando sobre las noticias controvertidas que se suceden respecto a la integración europea, los referendos de Dinamarca e Irlanda, los resultados de las encuestas, las preguntas... se me ocurrió aventurar la respuesta para un hipotético referéndum. Tras meditar un voto responsable llegué a una conclusión madura que me satisfizo suficientemente.Como un juego didáctico se me ocurrió plantear también la cuestión, razonándola, a mi compañera. Su primera respuesta (es que no sé) fue inmediatamente rechazada, porque significaba no querer jugar. Tras un corto intervalo decidióse: no, porque los países ricos utilizarán su poder para aprovecharse de nosotros y seguir siéndolo.

No fue también mi respuesta; porque no se casi nada, porque votando no, si la integración interesa verdaderamente, se verán en la necesidad de explicar con detalle sus pretensiones y la manera de conseguirlas. De este modo quizá cambiase el sentido de mi voto.

Con la información que maneja el ciudadano medio no hay elementos de juicio suficientes para votar sí que no sean fe en la pericia de los aurigas españoles.

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Luego votar sí sería... ¿irresponsable? Diríase que el Gobierno improvisa en su estrategia de integración, actúa atacando la sintomatología cuando ésta se produce. El ciudadano se encuentra entonces con medidas de choque que suponen un retroceso en las conquistas sociales, en su nivel de bienestar y un mal presagio para el futuro.

Para enfrentar con responsabilidad un voto afirmativo, el ciudadano tendría que conocer qué es lo que realmente va a suceder hasta nuestra plena integración en Europa y tras ella. Qué beneficios va a traer a su nivel de vida y qué sacrificios tendrá que hacer. Cómo va a administrar el Gobierno los esfuerzos de todos para llegar a la meta planteada.

Hay muchas preguntas y todos estamos en disposición de conocer sus respuestas para. así poder apoyar inequívocamente la postura oficial.-

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