Antxon, un interlocutor sugerente

La elección de Eugenio Etxebeste, Antxon, como interlocutor de la organización terrorista en eventuales conversaciones con el Gobierno constituye un elemento de interés, tras la aparición de las cartas en las que el ideólogo de ETA cuestiona la validez actual de la utilización de la violencia. El contenido autocrítico y la sensación de desánimo reflejada en esos escritos convierten a Etxebeste en un interlocutor muy sugerente ante un posible diálogo, aunque, sin duda, el protagonista de las frustradas conversaciones de Argel no estaría sólo en la representación de ETA.

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La elección de Eugenio Etxebeste, Antxon, como interlocutor de la organización terrorista en eventuales conversaciones con el Gobierno constituye un elemento de interés, tras la aparición de las cartas en las que el ideólogo de ETA cuestiona la validez actual de la utilización de la violencia. El contenido autocrítico y la sensación de desánimo reflejada en esos escritos convierten a Etxebeste en un interlocutor muy sugerente ante un posible diálogo, aunque, sin duda, el protagonista de las frustradas conversaciones de Argel no estaría sólo en la representación de ETA.

En febrero de 1992, ETA anunció que estaba prácticamente decidida en fechas próximas a una tregua de dos meses. Esa decisión se produjo después de que la República Dominicana transmitiera a Antxon, el dirigente etarra allí confinado, que el Gobierno español no rechazaría alguna forma de diálogo en el caso de que la organización terrorista renunciara a la suspensión de sus actividades violentas.

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En marzo de este mismo año, Antxon hizo llegar a la cúpula etarra su protesta por el atentado del 6 de febrero en Madrid, en el que murieron cinco personas como consecuencia de la explosión de un coche bomba.

En junio, se hizo público un escrito de Antxon, en el que éste se queja de los errores de ETA ya que su estrategia para 1992 ha conducido a la "nula voluntad" negociadora del Gobierno.

Ese mismo mes, la coordinadora KAS difundía en un comunicado que la lucha armada seguía siendo imprescindible, mientras Antxon afirmaba que aquella "no es un fin en sí misma, sino un medio, y como tal factible de ser sujeto de revisiones".

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En una carta escrita en el mes de mayo por Etxebeste a un abogado amigo y dada a conocer en junio, éste detalla un intento de extradición de los activistas confinados en la República Dominicana durante la pasada Semana Santa y se lamenta de que el Gobierno sólo le ofrezca ya un "arrepentimiento digno".

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