Tribuna:

Referencias externas

Los inversores españoles se han quedado sin ideas y, a juzgar por el volumen contratado, sin dinero. Como tampoco el papel presiona, hay que concluir que la Bolsa ha entrado en una fase de estancamiento cuya solución resulta impredecible. A nivel fundamental no hay motivos de alarma y los charts tampoco son preocupantes, aunque se mantienen a la espera de movimientos precisos, lo que descarga la responsabilidad del futuro sobre el ambiente, en este caso político. La aparente descoordinación sobre las directrices básicas de la economía han desconcertado a los inversores hasta el punto de...

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Los inversores españoles se han quedado sin ideas y, a juzgar por el volumen contratado, sin dinero. Como tampoco el papel presiona, hay que concluir que la Bolsa ha entrado en una fase de estancamiento cuya solución resulta impredecible. A nivel fundamental no hay motivos de alarma y los charts tampoco son preocupantes, aunque se mantienen a la espera de movimientos precisos, lo que descarga la responsabilidad del futuro sobre el ambiente, en este caso político. La aparente descoordinación sobre las directrices básicas de la economía han desconcertado a los inversores hasta el punto de que las únicas referencias que tienen alguna validez son externas. La Bolsa española apenas se movió hasta que Wall Street mostró una tendencia positiva en su apertura. Sólo en ese momento -y tras confirmar que en Europa había subidas generalizadas- las cotizaciones se orientaron al alza con relativa tranquilidad y el índice pudo despegarse del nivel de apertura. Como preocupación adicional, la inversión cuenta con las tensiones que sufren los mercados monetarios. La subida de los tipos de interés reales llega en un mal momento y nadie sabe si acabará en decisiones concretas. El índice de la Bolsa sube un 0,77%, mientras que el Ibex 35 gana un 1,04% gracias a la súbida de un par de valores.

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