Tribuna:

Violaciones

Recibo por correo un grueso informe que envían unos lectores. Trata de las sentencias que, en temas de violación, ha dictado últimamente la Audiencia Provincial de La Coruña: cuatro absoluciones que han producido escándalo, tres de ellas con el mismo magistrado ponente, el juez Cambón García. Desalienta verse obligada a tocar una vez más un asunto tan viejo: pasan los años, y la violencia sexual se perpetúa, enquistada de prejuicios y amparada por argumentaciones delirantes.Y así, aburre y duele tener que contar que un tipo metió el pene en la boca de su sobrina de cinco años, y que un ...

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Recibo por correo un grueso informe que envían unos lectores. Trata de las sentencias que, en temas de violación, ha dictado últimamente la Audiencia Provincial de La Coruña: cuatro absoluciones que han producido escándalo, tres de ellas con el mismo magistrado ponente, el juez Cambón García. Desalienta verse obligada a tocar una vez más un asunto tan viejo: pasan los años, y la violencia sexual se perpetúa, enquistada de prejuicios y amparada por argumentaciones delirantes.Y así, aburre y duele tener que contar que un tipo metió el pene en la boca de su sobrina de cinco años, y que un voto particular le absolvió de violación porque no se sabía "si existió o no succión por parte de la niña". Como absolvieron a dos hombres acusados de hacerse pasar por policías y forzar a una chica de 19 años: y es que la víctima, sostiene la sentencia, mantuvo después de declarar "una actitud jocosa". Este caso en concreto fue reconocido por el fiscal jefe del Tribunal Superior de Galicia, en su memoria anual, como un "error judicial".

Sigamos: un procesado por robo con violación que es absuelto de este último delito aunque amenazara a su víctima con una navaja y le dijera "sácate la ropa Y acuéstate". Y la última sentencia a6solutoria: el agresor, 44 años; la víctima, 17. La chica tenía "múltiples laceraciones, equimosis en espalda, laceraciones en seno izquierdo, equimosis en globo ocular derecho y laceraciones en región lateral izquierda del cuello", pero al perito judicial todo este destrozo le pareció normal y fruto de "unas relaciones sexuales apasionadas": con semejante idea de la pasión y la normalidad, calculen ustedes cómo debe de ser la vida íntima del citado perito. Me pregunto qué se puede hacer cuando consideras que una sentencia es injusta: quemar la ciudad, como han hecho en Los Ángeles, no resulta agradable.

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