CALIDAD DE VIDA EN LA GRAN CIUDAD

El último, que apague la luz

El último, que apague la luz; ésa parece ser la contraseña de los madrileños en la última década. Entre los que regresan a su pueblo y los que deciden irse definitivamente a la sierra madrileña, la metrópolis parece tener cada día menos adeptos. De los 3,158 millones de habitantes que había en 1981 se pasó a 3.058.182 en 1986. El año pasado el censo bajó hasta 3.010.492 habitantes de derecho y 3.084.673 de hecho. El censo se ha estabilizado hacia abajo cuando en España ha subido un 3% sobre 1986. No es que sea una desbandada, pero al menos da una idea de que la capital no resulta especialm...

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El último, que apague la luz; ésa parece ser la contraseña de los madrileños en la última década. Entre los que regresan a su pueblo y los que deciden irse definitivamente a la sierra madrileña, la metrópolis parece tener cada día menos adeptos. De los 3,158 millones de habitantes que había en 1981 se pasó a 3.058.182 en 1986. El año pasado el censo bajó hasta 3.010.492 habitantes de derecho y 3.084.673 de hecho. El censo se ha estabilizado hacia abajo cuando en España ha subido un 3% sobre 1986. No es que sea una desbandada, pero al menos da una idea de que la capital no resulta especialmente acogedora en los últimos años para sus habitantes.

En una encuesta realizada el año pasado por el Ayuntamiento se desprendía que la mayor parte de la gente que se traslada a otras provincias lo hicieron por razones económicas. A una cuarta parte de los que se marchan (el 19,5%) llegar a fin de mes les resulta complicado.

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