Cartas al director

El rico postre

Ingredientes: una oficina del Inem. Un anuncio de cualquier periódico. Un puesto para cubrir. Dos millones y medio de parados (sobrarán). Unas palmaditas en la espalda, un "el puesto ha sido cubierto; otra vez será", una mañana en las oficinas del Inem y dos toneladas de paciencia.Preparación: se reúne el empresario con el jefe de persona acuerdan cubrir el puesto que dejo don Equis. Inmediatamente, antes de que se enfríe la cosa, se envía la consiguiente circular al Inem. solicitando personal cualificado para determinado trabajo. A continuación se comunica al periódico que el anuncio h...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ingredientes: una oficina del Inem. Un anuncio de cualquier periódico. Un puesto para cubrir. Dos millones y medio de parados (sobrarán). Unas palmaditas en la espalda, un "el puesto ha sido cubierto; otra vez será", una mañana en las oficinas del Inem y dos toneladas de paciencia.Preparación: se reúne el empresario con el jefe de persona acuerdan cubrir el puesto que dejo don Equis. Inmediatamente, antes de que se enfríe la cosa, se envía la consiguiente circular al Inem. solicitando personal cualificado para determinado trabajo. A continuación se comunica al periódico que el anuncio ha de ser insertado tal que el lunes.

Se deja reposar durante el fin de semana.

Ya el lunes se reciben, a partir de las ocho de la mañana, las llamadas de los que leyeron el diario. Sin perder tiempo, el Inem manda una carta, que llega a los tres días en el mejor de los casos, anunciando a los parados que deben presentarse en "tal sitio, a tal hora y preguntar por don Zeta".

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El jueves, una ducha tempranera (no es cosa que nos llamen la atención). Traje de domingo. Metro, autobús y manta.

Una vez llegados al destino, se pregunta por don Zeta. Pasamos al recibidor; hemos de coger una revista financiera y hojearla con detenimiento aunque no entendamos nada. Esto es muy importante; no que no entendamos nada, esto ya se supone, sino hacer que uno se interesa por el contenido.

Después de 30 minutos (depende del horno, pues esto no está para bollos), en cuanto aparezca la persona indicada debemos levantamos y sonreír abiertamente (sin exagerar). No olvidemos presentamos. En este momento recibiremos las palmaditas en la espalda al tiempo que oiremos la clásica frase: "El puesto ha sido cubierto, otra vez será". Volvemos a sonreír, esta vez no tan abiertamente y preguntaremos: "¿Le importaría sellarme la hoja?". La respuesta, casi con seguridad, se tendrá que ajustar a un simple "pase por aquí, esta señorita le atenderá", o bien "espere un momento, por favor, ahora se la hago llegar". Recogemos la manta, autobús y metro.

Al día siguiente, ya sin madrugar, con las dos toneladas de paciencia a cuestas, nos dirigimos a las oficinas del Inem a devolver la hojita. Para este evento podemos ponemos los vaquero s. Debemos procurar no quedar con nadie durante la mañana, a no ser que queramos perder una amistad. Toda vez hayamos salido de las oficinas, ya está listo para servir. Frío, muy frío.-

Archivado En