Tribuna:

Siempre nos queda el balón

Parece ser que el Real Madrid también se juega la Liga en Torino. El comentario más oído es del tipo: "Si les ganamos a éstos no nos para nadie".-¿Por qué?

-Porque nos daría confianza.

-Ah.

Como hablamos de tendencias, deduzco que si el Madrid pierde frente al Torino tampoco lo parará nadie, sólo que para el lado contrario. Nunca se ha hablado tanto del factor anímico. Según cómo dé la brisa psicológica, los jugadores salen de los partidos con la confianza devaluada o fortalecida. Ahora resulta que ganar o perder no es importante en sí mismo, sino por la cadena de Actitude...

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Parece ser que el Real Madrid también se juega la Liga en Torino. El comentario más oído es del tipo: "Si les ganamos a éstos no nos para nadie".-¿Por qué?

-Porque nos daría confianza.

-Ah.

Como hablamos de tendencias, deduzco que si el Madrid pierde frente al Torino tampoco lo parará nadie, sólo que para el lado contrario. Nunca se ha hablado tanto del factor anímico. Según cómo dé la brisa psicológica, los jugadores salen de los partidos con la confianza devaluada o fortalecida. Ahora resulta que ganar o perder no es importante en sí mismo, sino por la cadena de Actitudes que provoca entre público, periodistas y jugadores. No se ganan o pierden puntos sino tranquilidad, paz, fe. La temperatura anímica del Real Madrid en estos momentos es inestable. Esta mañana lo vi a Michel riéndose pero ahora mismo acaba de pasar Butragueño con aire melancólico. No sé, no sé.

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Otro signo de modernidad consiste en creer que todos los problemas se pueden prever en una pizarra. Ese cientifismo táctico pretende encajar los partidos dentro de una horma diseñada por los entrenadores. Mientras yo escribo esto, Mondonico y Beenhakker están dibujando flechas y cruces; las flechas sirven para atacar y las cruces para anular adversarios. Beenhakker se preocupa por Casagrande, piensa en Rocha, traza una cruz y suspira aliviado: peligro conjurado. A Mondonico le asusta Butragueño y sólo se calma poniéndole nombre a su cruz: Bruno. Todos los enemigos suenan a amenaza, todas son cruces. Al final, si queda sitio en la pizarra, sueltan algunas flechas. Pocas. Para ellos el fútbol es un ajedrez sólo que no conocen los movimientos del rival. Beenhakker y Mondonico son hombres expertos pero aunque no lo fueran, en la pizarra todo entrenador saca siempre un empate como mínimo. Más dudas, entonces, para el pronóstico.

Quedan los jugadores, al fin y al cabo los únicos dueños del viejo o nuevo fútbol, pero en este caso no se los puede considerar una garantía. ¿Cuál será la respuesta de Hagi en el Madrid? ¿Qué versión de Martín Vázquez veremos en el Torino? Puesto que la irregularidad es la tónica, tampoco de aquí se pueden extraer conclusiones.

El partido dejará una recaudación de 300 millones de pesetas; un precio muy alto para un valor tan incierto, pero en fútbol lo que cotiza al alza es la emoción. Habrá penaltis dudosos, malos botes y, sobre todo, buenos jugadores que tendrán en sus pies el espectáculo y el resultado; como antes, como siempre.

A lo mejor llegó la hora de abandonar las sofisticaciones tácticas y psicológicas para devolverles el poder a los jugadores. ¿Fútbol antiguo o moderno? Un viejo técnico argentino acaba de apuntar que en fútbol no hay nada más antiguo que el balón y sin embargo sigue siendo redondo. Eso es, y lo siguen gestionando los jugadores. Para ellos, entonces, la gloria y la responsabilidad.

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