Cartas al director

Lo malo vino después

Soy una de las pasajeras del incidente ocurrido en la pista de Barajas el día 19 de marzo de 1992 en el jumbo de Iberia con destino a Buenos Aires. Afortunadamente no hubo heridos de gravedad y gracias a la actuación eficaz de los tripulantes pudimos desalojar el avión de forma rápida. Lo malo vino después. Tuvimos que esperar 25 minutos la llegada de la primera jardinera que nos recogiera en la cabecera de pista, léase mitad del campo, y 15 minutos la primera ambulancia. Yo viajaba con mis dos hijas mellizas de dos años, y si no fuera por la ayuda de los TCP, ya en tierra, y de algunos...

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Soy una de las pasajeras del incidente ocurrido en la pista de Barajas el día 19 de marzo de 1992 en el jumbo de Iberia con destino a Buenos Aires. Afortunadamente no hubo heridos de gravedad y gracias a la actuación eficaz de los tripulantes pudimos desalojar el avión de forma rápida. Lo malo vino después. Tuvimos que esperar 25 minutos la llegada de la primera jardinera que nos recogiera en la cabecera de pista, léase mitad del campo, y 15 minutos la primera ambulancia. Yo viajaba con mis dos hijas mellizas de dos años, y si no fuera por la ayuda de los TCP, ya en tierra, y de algunos pasajeros no hubiera podido dar un solo paso.Quisiera destacar la callada labor de los auxiliares de vuelo, que, aunque parezca que sólo están para repartir coca-colas y bandejas a bordo, se juegan la vida día a día en cada despegue e influyen absolutamente en la salvación de cada pasajero que tienen a su cargo.-

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