Vídeo de bienvenida

"Es muy duro llamar al tiembre y volver a entrar. Cuesta mucho, pero es mejor así". Vicente camina despacio, con el bolso al hombre. Regresa del primer permiso tras 14 meses entre rejas. Viene venciendo "la angustia" del retorno al penal. A sus espaldas se van cerrando puertas que no se abrirán hasta la próxima autorización del juez. "Comprendo que haya gente que no vuelva", afirma.El Dueso puede ser un respiro, en otras cárceles que tienen los muros como único paisaje. Aquí hay espacio, mar y montaña. Ya lo dice el vídeo que se proyecto a los recién llegados. "Desde su trono verde se muestra ...

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"Es muy duro llamar al tiembre y volver a entrar. Cuesta mucho, pero es mejor así". Vicente camina despacio, con el bolso al hombre. Regresa del primer permiso tras 14 meses entre rejas. Viene venciendo "la angustia" del retorno al penal. A sus espaldas se van cerrando puertas que no se abrirán hasta la próxima autorización del juez. "Comprendo que haya gente que no vuelva", afirma.El Dueso puede ser un respiro, en otras cárceles que tienen los muros como único paisaje. Aquí hay espacio, mar y montaña. Ya lo dice el vídeo que se proyecto a los recién llegados. "Desde su trono verde se muestra El Dueso (...) como un faro, amigo común."

Amén de la película que comienza con el vuelo de una gaviota y termina con luz de puesta de sol, los internos reciben una Guía informativa de 28 páginas. En ella se señala la obligación de tomar al menos una ducha por semana y se recuerda la prohibición de publicaciones pornográficas, entre otras cosas. A pesar de la dureza legendaria de El Dueso, penal levantando en la primera década de este siglo, tanto el director como los funcionarios consideran que es una de las mejores cárceles de España. Tiene, eso sí, los problemas habituales: masificación, droga, sida.

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Los. funcionarios consideran insuficiente la plantilla de vigilancia y critican, por escasas, las medidas de seguridad -el circuito cerrado de, televisión aún no funciona y la mayoría de las puertas tienen apertura convencional-. "Los presos no hacen pinchos morunos con nosotros porque no quieren", afirma uno de ellos.

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