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El cierre de las bolsas de Madrid, Bilbao y Valencia, por la festividad de San José, convirtió la de Barcelona en la protagonista del mercado bursátil español. A falta de referencias internas, el regalo del Día del Padre vino desde fuera. La subida en la apertura de Londres y el tirón final de Tokio contribuyeron a animar los ánimos desde primeras horas de la mañana. Tokio recuperó 420,7 enteros y restableció la barrera de los 20.000 puntos en su índice Nikkei.Al margen del mercado continuo, en los corros continúa la apatía. Los valores negociados son pocos, y su liquidez cada día más baja. Es...

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El cierre de las bolsas de Madrid, Bilbao y Valencia, por la festividad de San José, convirtió la de Barcelona en la protagonista del mercado bursátil español. A falta de referencias internas, el regalo del Día del Padre vino desde fuera. La subida en la apertura de Londres y el tirón final de Tokio contribuyeron a animar los ánimos desde primeras horas de la mañana. Tokio recuperó 420,7 enteros y restableció la barrera de los 20.000 puntos en su índice Nikkei.Al margen del mercado continuo, en los corros continúa la apatía. Los valores negociados son pocos, y su liquidez cada día más baja. Estos dos inconvenientes, unidos a la subsistencia del sistema de liquidación tradicional -que requiere la entrega física de títulos cada vez que cambian de propietario-, restan posibilidades de negocio.

Las posibilidades de potenciar el corro están depositadas en el parqué electrónico. El problema es que las negociaciones para habilitar un nuevo inmueble y albergar el parqué electrónico se están dilatando demasiado. De momento, el corro de Barcelona casi no existe, a diferencia del de Madrid, donde se mantiene una importante actividad, pese a la relevancia del mercado continuo.

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