Guerra de colores

La idea de recuperar el color azul para la plaza mayor de Chinchón siembra la polémica entre los vecinos, acostumbrados a verla de verde

La propuesta del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, encargado de la restauración de la plaza de Chinchón, de recuperar el color azul, el más antiguo que tuvieron sus casas allá por el siglo XVII, ha sembrado la polémica en el pueblo. Desde que este periódico adelantara la noticia (ver EL PAÍS del 12 de marzo), "en los bares no se habla de otra cosa que no sea el color de los balcones de la plaza", afirma una vecina. Acostumbrados a convivir con el verde, los habitantes de Chinchón temen los resultados que pueda desencadenar esta guerra de colores.

Jesús Hernández, alcalde de Chinchón, de...

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La propuesta del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, encargado de la restauración de la plaza de Chinchón, de recuperar el color azul, el más antiguo que tuvieron sus casas allá por el siglo XVII, ha sembrado la polémica en el pueblo. Desde que este periódico adelantara la noticia (ver EL PAÍS del 12 de marzo), "en los bares no se habla de otra cosa que no sea el color de los balcones de la plaza", afirma una vecina. Acostumbrados a convivir con el verde, los habitantes de Chinchón temen los resultados que pueda desencadenar esta guerra de colores.

Jesús Hernández, alcalde de Chinchón, del Partido Popular, admite que, tal y como ha demostrado la investigación estatigráfica realizada por el Instituto de Conservación de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura, la plaza pudo haber tenido hasta seis colores distintos a lo largo de su historia e "incluso puede que no haya estado pintada en algún momento de un solo color, sino que cada vecino pintara el balcón a su gusto".Sin embargo, desde el primer momento, Hernández, al igual que los responsables de la Comunidad de Madrid, creyó conveniente tener en cuenta la opinión de los lugareños. "La idea en principio era hacer unas pruebas con los dos colores, pintando unos balcones de verde y otros de azul, y que la gente del pueblo dejase su opinión dirigiéndose al juzgado de guardia", aclara el alcalde.

El Ayuntamiento no ha recibido oficialmente ninguna información. "Yo me enteré por la prensa y es entonces cuando todo esto toma unas medidas desorbitadas", según asegura Jesús Hernández.

"Verde ferrocarril"

El Ayuntamiento está recibiendo quejas "para que no se consienta cambiar el color de la plaza". Incluso al Asociación de Nobles Oficios y Bellas Artes de Chinchón ha dirigido una carta al alcalde para que se pinte de "verde ferrocarril".Romualdo Guzmán, de 81 años, comenta: "Me gustaría que no cambiaran el color, pero si lo pintan de azul o colorao como dicen, será que hay otros que entienden más que yo. No pensaba dar mi opinión, pero si mi mujer insiste en que tenemos que ir, bajaré".

Otros, sin embargo, no se muestran tan comprensivos. Así, unas mujeres exclaman: "¿Qué quieren? ¿Una plaza de colorines? pero... ¿a quién se le ha ocurrido la idea?. No nos pueden hacer eso". Y aseguran que defenderán que la plaza tenga el color propio de la madera, el castellano que, según ellas, requiere.

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Aunque, puestos a opinar, los hay que piensan que esto no merece la atención que se le está prestando: "Se deberían ocupar más de tener médicos y un centro de salud en condiciones y no de estas tonterías".

Aunque el Ayuntamiento confía en que el color verde será el que elija la mayoría, el alcalde quiere evitar todo tipo de polémica. "Creo que no la habrá, porque todos tenemos sentido común y tanto la Comunidad como nuestro Ayuntamiento está a favor de alcanzar un acuerdo, respetando la opinión del pueblo".

Con relación a la restauración de las casas particulares, el alcalde reconoce que la Comunidad no tiene por qué arreglarlas gratuitamente, "pero se podía haber informado a los vecinos de los inmuebles con estructuras más debilitadas y haberles orientado hacia las instituciones que se encargan de estas reformas".

En su opinión, los restaurantes de la plaza son los que en mejores condiciones se encuentran en estos momentos, porque han sido reparados por sus propietarios en su propio beneficio. Isidoro Olivar, propietario de uno de los restaurantes más conocidos de la plaza, comparte esta opinión también: "Estoy de acuerdo en que la Comunidad no tiene por qué correr con estos gastos. Somos los propietarios los que debemos ocuparnos de esto. Yo ya lo hice hace dos años y me gasté una millonada. Nuestros balcones son totalmente seguros".

Tráfico en la plaza

Pero la polémica de la restauración de esta plaza mayor no sólo se ha centrado en color de sus balcones. Ya desde sus comienzos, hace ahora 15 meses, el utilizar piedra de Burgos en lugar de la de Colmenar de Oreja, pueblo colindante a Chinchón, o el que se intentara quitar las farolas fernandinas, ya dividió las opiniones de los vecinos.Ahora este proyecto, en el que se han empleado 90 millones de pesetas, deja sin resolver otro tema preocupante para los visitantes y los vecinos de Chinchón: la supresión del tráfico de la plaza, por la que un domingo es casi imposible transitar.

En opinión del alcalde, lo más inmediato será eliminar el aparcamiento, aunque no la circulación, "porque prohibirla en la arteria principal del pueblo crearía un problema mayor". En la actualidad se está tratando de crear aparcamientos disuasorios a las afueras del pueblo, con una información que facilite al turista el acceso a los diferentes puntos de interés. De momento, ya han comenzado las conversaciones para la cesión de los terrenos con los que se espera dar solución al problema.

Tampoco los vecinos son partidarios de cortar totalmente el paso de vehículos por la plaza. Según comentan algunos, "esto ya se hizo antes, y lo único que consiguieron fue hacer que disminuyera el turismo y colapsar los aledaños".

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