Tribuna:

La extinción de los 'capitalistas'

Cuando se completen los cimientos de la nueva estructura de la propiedad, no habrá capitalistas. La vieja idea de James Burnham (Managerald revolution) apunta sus expresiones más reales sobre las estrategias de control de las grandes corporaciones. En momentos de cierta parálisis industrial, las tesorerías adquieren mayor protagonismo y los grupos caen en el socorrido principio -jamás contrastado- de que mandan más los ejecutivos que los patrones. Este esquema sólo se cumple en los compromisos del corto plazo, cuando se manifiesta el conflicto latente entre la codicia y el miedo;...

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Cuando se completen los cimientos de la nueva estructura de la propiedad, no habrá capitalistas. La vieja idea de James Burnham (Managerald revolution) apunta sus expresiones más reales sobre las estrategias de control de las grandes corporaciones. En momentos de cierta parálisis industrial, las tesorerías adquieren mayor protagonismo y los grupos caen en el socorrido principio -jamás contrastado- de que mandan más los ejecutivos que los patrones. Este esquema sólo se cumple en los compromisos del corto plazo, cuando se manifiesta el conflicto latente entre la codicia y el miedo; la codicia de los directivos y el miedo de los propietarios.En la Bolsa es donde mejor se manifiesta esta eclosión de intereses. Además, la velocidad de los acontecimientos en el mercado añade el factor sorpresa a la hora de valorar el alcance real de ciertas operaciones que en muchas ocasiones expresan tambien cambios de mano. La moderna ingeniería financiera -leveradge by out, OPA, parkings, warrands, la pignoración de acciones a cambio de derechos políticos, etcétera- son el filtro por el que los desposeídos transitan desde el genio profesional al control de los patrimonios.

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