Uno de los heridos en el atentado de Santander muere en el día de luto oficial

La muerte Antonio Ricondo Somoza, de 28 años, uno de los heridos por la explosión del coche bomba colocado por ETA en Santander el pasado rriiércoles, marcó ayer la jornada de luto oficial convocada en repulsa por este atentado, en el que también perdió la vida el matrimonio formado por Eutimio Gómez y Julia Ríos. Ayer todas las banderas ondearon a media asta en los edificios públicos de Cantabria. El Gobierno regional exigirá indemnizaciones al Ministerio del Interior para las víctimas del atentado.Antonio Ricondo Somoza, de 28 años, había permanecido hasta ayer en coma por estallido craneal ...

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La muerte Antonio Ricondo Somoza, de 28 años, uno de los heridos por la explosión del coche bomba colocado por ETA en Santander el pasado rriiércoles, marcó ayer la jornada de luto oficial convocada en repulsa por este atentado, en el que también perdió la vida el matrimonio formado por Eutimio Gómez y Julia Ríos. Ayer todas las banderas ondearon a media asta en los edificios públicos de Cantabria. El Gobierno regional exigirá indemnizaciones al Ministerio del Interior para las víctimas del atentado.Antonio Ricondo Somoza, de 28 años, había permanecido hasta ayer en coma por estallido craneal y pérdida de masa encefálica. El mismo día del atentado había sido dado por muerto por los médicos del hospital de Valdecilla dada la gravedad de su esta o. La familia ha donado los organos del fallecido. El policía Benito Saiz Corral, de 50 años, quien ocupaba, con otro compañero, el furgón contra el que atentaron los terroristas, se halla desde ayer en coma después de haber sido intervenido en días precedentes de fracturas múltiples en extremidades y heridas diversas en cara y cuerpo, así como de hemorragia cerebral.

"Yo no perdono"

"Yo no perdono... por ahora no perdono", exclama serena pero rotunda Silvia Gómez, de 18 años; ella y su hermano Jesús, de 16, perdieron a sus padres en el atentado. "Esa noche acababa de salir de clase", recuerda Silvia. "Al pasar cerca del hospital Valdecilla vimos mucha gente reunida y a alguien escuchamos que había estallado un coche bomba en la Albericia".

A las diez de la noche, casi dos horas después de la explosión, Silvia se enteró de lo ocurrido. Pero la verdad entera la supo por su tía Rosa, poco después, en el tanatorio de Valdecilla.

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