Mensaje terrorista: "No cayó quien queríamos"

Un comunicante anónimo llamó por teléfono a las 23.35 del miércoles, más de tres horas después de la explosión, a la Jefatura de la Policía Municipal de Santander. Una voz de hombre joven, dijo: "No pasó lo que queríamos. No cayó quien queríamos. Gora ETA". Y colgó.La anciana Florentina Fresno, de 81 años, afectada por el atentado, resumió desde su cama en el hospital de Valdecilla lo que ayer podían sentir muchos santanderinos: "Que los liquiden a todos y no dejen a uno. No hay derecho a hacer lo que hacen; no hay derecho". La mujer, residente en un inmueble próximo al lugar del estall...

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Un comunicante anónimo llamó por teléfono a las 23.35 del miércoles, más de tres horas después de la explosión, a la Jefatura de la Policía Municipal de Santander. Una voz de hombre joven, dijo: "No pasó lo que queríamos. No cayó quien queríamos. Gora ETA". Y colgó.La anciana Florentina Fresno, de 81 años, afectada por el atentado, resumió desde su cama en el hospital de Valdecilla lo que ayer podían sentir muchos santanderinos: "Que los liquiden a todos y no dejen a uno. No hay derecho a hacer lo que hacen; no hay derecho". La mujer, residente en un inmueble próximo al lugar del estallido que resultó muy dañado, fue trasladada al hospital con una crisis nerviosa que agravó la insuficiencia cardiaca crónica que padece, informa Efe.

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La octogenaria madre de Eutimio Gómez, asesinado por el coche bomba junto a su esposa Julia Ríos, llegó a media mañana de ayer al tanatorio del hospital de Valdecilla desde su pueblo, Barrio, a 120 kilómetros de la capital santanderina. "¡Qué bien preparado lo tenían!", exclamó sollozando inconteniblemente mientras se dejaba caer en brazos de otro de sus hijos.

Un hombre presente en el tanatorio crispó sus manos y alzó la voz para exclamar: "Yo he nacido en Barakaldo, pero quiero olvidar para siempre mis orígenes. ¡Lo siento por los vascos!".

Eutimio y Julia dejan dos hijos: Silvia, de 19 años, y Jesús, que había cumplido 16 la víspera del atentado. El varón estudia con un hijo de uno de los guardias heridos, Benito Díaz, en el instituto Torres Quevedo. Unos 900 estudiantes de ese centro encabezados por sus profesores y portando una pancarta contra el terrorismo se echaron a la calle a mediodía de ayer tras cerrar las aulas por decisión del claustro.

En silencio y lentamente se desplazaron desde el instituto al tanatorio, donde dieron el pésame a las familias de los fallecidos. El director del Torres Quevedo, Ignacio López Hoz, expresó "la indignación y repugnancia de todo el claustro y del alumnado ante el salvaje y cruel atentado".

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Por otro lado, Herri Batasuna expresó ayer un "profundo pesar" por las muertes de Santander.

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