El mapa de la lluvia se invierte en España, según datos del Instituto Nacional de Meteorología

El mapa de la lluvia en España se ha invertido, según un análisis realizado por el Instituto Nacional de Meteorología del régimen de lluvias habido entre 1989 y el pasado mes de enero. La mayor parte del territorio peninsular registró durante los últimos 40 meses un índice de lluvias bastante inferior a lo que se considera normal. De esta ausencia pertinaz de precipitaciones sólo se salvó la desértica Almería, cuyos pantanos se han llenado antes de lo previsto.

La lluvia lleva cuatro años con el paso cambiado en España: aumentó como nunca en las desérticas tierras de Almería y se...

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El mapa de la lluvia en España se ha invertido, según un análisis realizado por el Instituto Nacional de Meteorología del régimen de lluvias habido entre 1989 y el pasado mes de enero. La mayor parte del territorio peninsular registró durante los últimos 40 meses un índice de lluvias bastante inferior a lo que se considera normal. De esta ausencia pertinaz de precipitaciones sólo se salvó la desértica Almería, cuyos pantanos se han llenado antes de lo previsto.

La lluvia lleva cuatro años con el paso cambiado en España: aumentó como nunca en las desérticas tierras de Almería y se la echa de menos precisamente donde es más habitual, en toda la comisa cantábrica. Un informe del Instituto Nacional de Meteorología, basado en los mapas de precipitaciones caídas en los últimos cuatro años sobre la Península y en los cálculos de las reservas de humedad de los suelos, destaca la "escasez" reincidente de las lluvias durante ese periodo."En cada uno de los años hidrológicos, las precipitaciones totales estuvieron por debajo de los valores normales (considerado normal el periodo entre 1951 y 1980) en la mayor parte de la Península, aunque esta situación experimentó algunas oscilaciones interanuales de unas zonas a otras". "Cabe destacar", señala el informe, "el hecho de que en el tercio septentrional de la Península, especialmente en casi toda la vertiente cantábrica, las precipitaciones se mantuvieron por debajo de los valores considerados como normales, de un modo constante y notorio, en contraste bastante acusado con gran parte de la vertiente mediterránea, zona en la que se registraron, también de manera continuada, las anomalías pluviométricas más positivas".

Distribución irregular

Los meteorólogos consideran este paso cambiado un fenómeno normal cuando lo cotejan con la evolución pluviométrica del último siglo, que registró varios ciclos de sequías. Según Antonio Mestre meteorólogo del instituto, "se trata de una anomalía atmosférica caracterizada por la ubicación reiterada de anticiclones sobre el centro-norte de Europa que interceptan el paso de las corrientes húmedas del Atlántico sobre la Península. Por contra, los vientos mediterráneos que penetran por el sureste chocan contra las barreras montañosas de levante y provocan lluvias muy localizadas en el Pirineo oriental, la zona de Valencia y la costa de Almería".Esta provincia recibió lluvias muy fuertes en 1989, y a partir de esa fecha ha entrado en un régimen de precipitaciones normales, frente a la gran sequía que padeció en 1978. "Hace poco ha llovido 70 litros por metro cuadrado en bastantes zonas de la provincia", dice Miguel Ángel Gutiérrez, ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Sur. Afortunadamente, Almería cuenta desde 1985 con dos pantanos para almacenar y recibir agua del trasvase Tajo-Segura: el de Benina (1985) y el de Cuevas del Almanzora (1988), con una capacidad de retención de 168 hectómetros cúbicos.

En Almería no se lo creen: está a rebosar. "Entre 1989 y 1991 hemos gastado 20 hectómetros, y quedan 105. Han sido unos años excepcionales con relación a las previsiones", comenta Miguel Ángel Gutiérrez.

La suerte de Almería contrasta con el nivel del agua embalsada en España medida el día 30 del pasado mes de enero. Según datos del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), el conjunto de los embalses nacionales sólo tienen cubierto el 39,9% de su capacidad total, lo que supone un 83% del agua que había embalsada en 1991.

La tendencia de las últimas semanas apuntaba a que estos porcentajes fueran a disminuir, cuando la media de ocupación es del 55% al 60%. Las reservas hidráulicas más afectadas por la sequía son, según el MOPT, las de la cuenca del Segura, con una ocupación sólo del 16,7% de sus embalses, la del Guadiana (26,3%), el Guadalquivir (29,4%), las del Norte -Júcar, Duero y Tajo rondan el 40%, y el Ebro, el 57%-, mientras la del Pirineo occidental está al 91,3% de su capacidad.

El meteorólogo Inocencio Font Tullot, llama la atención, no obstante, sobre la frecuencia creciente de hechos atmosféricos extraordinarios, y está convencido de que vivimos en una "crisis climática".

Por su parte, el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Vicente Albero, afirmó ayer que los embalses españoles "están ligeramente por debajo -un 4%- de la media de los 10 últimos años. "No es preocupante, pero hay que estar alerta", añadió.

Albero afirmó que su departamento propondrá en un próximo Consejo de Ministros la creación de una Comisión Nacional del Clima, que se centre especialmente en la investigación de los efectos del cambio climático en el Mediterráneo occidental, informa Rafael Ruiz.

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