Las autoridades portuguesas alteran el programa para evitar incidentes
En previsión de manifestaciones hostiles, las autoridades portuguesas han alterado el programa de la visita oficial de dos días del primer ministro chino, Li Peng, a Lisboa.Li Peng llegó ayer al aeropuerto militar de Lisboa y permanecerá hasta el martes en la capital portuguesa, donde mantendrá conversaciones con su homólogo luso y otros miembros Del Gobierno portugués, que asume actualmente la presidencia rotativa del Consejo de la Seguridad Europea. Li Peng será también recibido por el presidente Mario Soares, que adelantó unas horas su regreso de la Unión Indiana, previsto para el martes po...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
En previsión de manifestaciones hostiles, las autoridades portuguesas han alterado el programa de la visita oficial de dos días del primer ministro chino, Li Peng, a Lisboa.Li Peng llegó ayer al aeropuerto militar de Lisboa y permanecerá hasta el martes en la capital portuguesa, donde mantendrá conversaciones con su homólogo luso y otros miembros Del Gobierno portugués, que asume actualmente la presidencia rotativa del Consejo de la Seguridad Europea. Li Peng será también recibido por el presidente Mario Soares, que adelantó unas horas su regreso de la Unión Indiana, previsto para el martes por la noche.
La tradicional sesión de honras en el Parlamento de Lisboa, seguida de una rueda de prensa de los dos jefes de Gobierno y el acto de bienvenida en el Ayuntamiento de la capital, que preside el socialista Jorge Sampaio, fueron suprimidos del programa en previsión de manifestaciones hostiles de los partidos de la oposición portuguesa, pero también de las Juventudes del Partido Socialdemócrata, en el poder, contra el "verdugo de Tiananmen".
Un tanque hinchable
Las Juventudes Socialistas han comprado un tanque hinchable con el que se proponen "perseguir" a Li Peng por las calles de Lisboa.
El primer ministro, Cavaco Silva, dijo que la visita de Li Peng, decidida de común acuerdo con algunos países miembros de la Comunidad Europea, que ya anteriormente habían normalizado sus relaciones con China, interesa particularmente a Portugal, que administra hasta 1999 el territorio de Macao, próximo a la costa sur de China.