Cartas al director

Censura, vergüenza e ignominia

Asistí el pasado 29 de diciembre a la proyección de la película La noche más larga en la Filmoteca Nacional, cine Doré, dependiente del Ministerio de Cultura. Excelente trabajo del director de la película, José Luis Sánchez, y del equipo de guionistas, entre los que se cuenta Carmen Rico Godoy, recupera el filme la memoria histórica de no tan lejanos y sangrientos sucesos, siendo un aldabonazo para los que histéricamente piden a gritos en las calles la pena de muerte al uso de aquellos días.Meses antes asistí a la proyección del mismo filme en otra sala comercial. De una a otra proyec...

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Asistí el pasado 29 de diciembre a la proyección de la película La noche más larga en la Filmoteca Nacional, cine Doré, dependiente del Ministerio de Cultura. Excelente trabajo del director de la película, José Luis Sánchez, y del equipo de guionistas, entre los que se cuenta Carmen Rico Godoy, recupera el filme la memoria histórica de no tan lejanos y sangrientos sucesos, siendo un aldabonazo para los que histéricamente piden a gritos en las calles la pena de muerte al uso de aquellos días.Meses antes asistí a la proyección del mismo filme en otra sala comercial. De una a otra proyección media un abismo. En la anterior vez (es decir, la sala comercial), el filme se nos mostró en una versión íntegra, mientras que, para mi asombro, en la Filmoteca se censuraba con tijera y corte una interesante escena, la del pésame de los miembros del tribunal militar a las familias de los recién fusilados en su velatorio. Una muestra más de la libertad de expresión, tan precaria cuando se refiere al poder militar.

Observando a los países del Este, en los que las víctimas de los procesos estalinistas han sido rehabilitados a todos los efectos, asombra ver la diferencia que existe en España, donde las víctimas de la siniestra dictadura franquista sólo han obtenido en algunos casos una amnistía que no les exime de haber sido condenados en el pasado, y en otros casos, como el de Julián Grimau, la ratificación de su sentencia condenatoria. Esto sin contar los procesos de clarividencia y curanderismo en los que muchos condenados/as por tribunales civiles con la denuncia y supervisión de una Iglesia servil al régimen y cómplice de su represión nunca verán su rehabilitación.

Muchos familiares de estos condenados/as y ejecutados/as seguimos esperando que la rectificación de la justicia se haga en base a una rehabilitación y nada más.

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Vienen a mi memoria las palabras escritas de un verdadero demócrata e intelectual para unos e incómodo y difícil de acallar para otros, cuando escribía: "Servil y empequeñecida. Uniformada y monárquica" (José Bergamín, Cristal del tiempo, editorial G. Santonja).

¿Persistirá siempre esta real¡-. dad y será ése nuestro amargo destino?-

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