Plusvalías históricas

El índice de la Bolsa de Barcelona se mostró decidido a no perderle la cara al nivel 200, en la sesión que prácticamente cierra año y acaba con la leyenda de un ejercicio muy negativo para la mayoría de los inversores. Es mejor hablar de leyenda puesto que los términos exactos de la crónica real de las cotizaciones se escriben según la destreza de cada uno y, en más de una ocasión, según la rapidez y el sentido del vértigo de aquellos que obtienen maravillosas ganancias moviéndose con sigilo en el fiel de una balanza muy peligrosa. Para la mayoría, en cualquier caso, concluye un paréntesis de ...

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El índice de la Bolsa de Barcelona se mostró decidido a no perderle la cara al nivel 200, en la sesión que prácticamente cierra año y acaba con la leyenda de un ejercicio muy negativo para la mayoría de los inversores. Es mejor hablar de leyenda puesto que los términos exactos de la crónica real de las cotizaciones se escriben según la destreza de cada uno y, en más de una ocasión, según la rapidez y el sentido del vértigo de aquellos que obtienen maravillosas ganancias moviéndose con sigilo en el fiel de una balanza muy peligrosa. Para la mayoría, en cualquier caso, concluye un paréntesis de minusvalías, lo que a la postre no está nada reñido con la suave declaración de renta cuando finalice el segundo trimestre del 92. Las ganancias rápidas en Bolsa tienen una réplica fiscal muy comprometida; las pérdidas, en cambio, pueden ayudar a las carteras con plusvalías históricas y balances poco vistosos.Las alzas de Nueva York y Tokio son el aliciente de los mercados españoles en la recta final. Las últimas sesiones han experimentado un curioso stop and go con los operadores haciéndole guiños al mercado para aprovechar dientes de sierra en cuestión de horas.

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