Cartas al director

Ayer perdí el tren

Ayer perdí el tren que en teoría habría de trasladarme del periférico barrio de Las Matas, perteneciente al rico pueblo de Las Rozas, a Nuevos Ministerios; pues bien, lo perdí. Y fue mi culpa, sumada a la de Renfe: yo iba tarde, y Renfe no posee la adecuada infraestructura como para proveer a la estación de Las Matas de pasos subterráneos, por lo cual me quedé delante del tren sin poder cruzar la vía para poder pasar al otro lado, que era donde se encontraban las puertas del tren que se podían abrir; desde mi lado, y por mucho que me empeñara en pulsar el botón verde, no hubo manera de que aqu...

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Ayer perdí el tren que en teoría habría de trasladarme del periférico barrio de Las Matas, perteneciente al rico pueblo de Las Rozas, a Nuevos Ministerios; pues bien, lo perdí. Y fue mi culpa, sumada a la de Renfe: yo iba tarde, y Renfe no posee la adecuada infraestructura como para proveer a la estación de Las Matas de pasos subterráneos, por lo cual me quedé delante del tren sin poder cruzar la vía para poder pasar al otro lado, que era donde se encontraban las puertas del tren que se podían abrir; desde mi lado, y por mucho que me empeñara en pulsar el botón verde, no hubo manera de que aquello se abriera. Y se fue, aunque yo tenía mi billete en la mano.Ésta es la escueta historia de lo que fue después un trastorno mayúsculo de mis planes.

Pero yo estoy contenta, sigo viva, no como la desafortunada chica usuaria del tren que venía desde La Navata.

Ella murió por la falta de infraestructura viaria de nuestros cercanías, que mantienen un aspecto del siglo pasado, mientras los trenes, que ya no fuman, van a velocidades que, si no se pueden comparar con el futuro Madrid-Sevilla, de cerca le siguen.-

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