Cartas al director

Sentimiento cívico

Hace pocos días regresé de un viaje a Francia. Normalmente, siempre viajo en avión o en coche, pero como me gusta también viajar en tren, esta vez así lo hice.Hacía muchísimos años que no pasaba por la estación de Port Bou, y mi sorpresa y vergüenza ha sido mayúscula al ver cómo continúa en este punto fronterizo todo idéntico a como hace 20 o 30 años.

Personalmente no tengo ninguna queja que hacer, pues fui atendido amablemente en el tiempo que permanecí a la espera de cambio de tren con destino a Barcelona. Tampoco la gran demora -que según me dijeron, con un cierto pitorreo, fue por a...

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Hace pocos días regresé de un viaje a Francia. Normalmente, siempre viajo en avión o en coche, pero como me gusta también viajar en tren, esta vez así lo hice.Hacía muchísimos años que no pasaba por la estación de Port Bou, y mi sorpresa y vergüenza ha sido mayúscula al ver cómo continúa en este punto fronterizo todo idéntico a como hace 20 o 30 años.

Personalmente no tengo ninguna queja que hacer, pues fui atendido amablemente en el tiempo que permanecí a la espera de cambio de tren con destino a Barcelona. Tampoco la gran demora -que según me dijeron, con un cierto pitorreo, fue por avería- me supuso demasiada contrariedad, pues no tenía ninguna urgencia por llegar.

Simplemente, como buen catalán y español, me sentí avergonzado por todo: el servicio, las instalaciones, el personal que pululaba, altavoces que no se oían bien ni se entendían con comunicaciones incoherentes, sin sala de espera, sin servicio de restaurante. Deprimente. Todo tercermundista, como si realmente Europa empezara en los Pirineos.

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Soy consciente de todos los problemas que Renfe pueda tener y de las mejoras que está promoviendo, pero creo debiera darse prioridad urgente a cambiar la imagen de ese punto de entrada a Cataluña y España, y más en estos momentos de entrada de pleno en la Comunidad Europea el próximo año.

Me sentí muy molesto con los comentarios que oí de mofa (más bien recochineo) hacia España y nuestra organización de personal francés que estaba en la estación.

¿Qué pasa en esa zona fronteriza? Está dejada de la mano de Dios. No hay vida.

Repito, urge tomar medidas a esta situación caótica para reincorporarnos al buen hacer europeo.

Observé los rostros de extranjeros que habían esperado igual que yo y era comprensible la opinión que debían estar formándose.

¿Cuándo empezará mucha gente de nuestro país a tener un sentimiento cívico y sentirse consciente y responsable de la realidad, y borrar esa llama de anarquía, cachondeo y desmadre?-

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