La voz de Gary Cooper duerme en el metro

Una estación del Metro de Madrid permanece abierta por la noche para abrigar del frío a mendigos,. indigentes y desvaídos. Desde el pasado lunes duerme allí una ensalada de derrotados. Sus huesos acumulan historias antiguas y tristezas perennes que están dispuestos a contar sin apenas tragar saliva. Uno de ellos es sobrino de un concejal madrileño; otro, hijo de un importante distribuidor de cine; otro dice ser barrendero municipal, y un hombre treintañero se hace pasar por militar de la Guardia Real de la Cruz Roja Internacional. Al calor del pasadizo han acudido también ...

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Una estación del Metro de Madrid permanece abierta por la noche para abrigar del frío a mendigos,. indigentes y desvaídos. Desde el pasado lunes duerme allí una ensalada de derrotados. Sus huesos acumulan historias antiguas y tristezas perennes que están dispuestos a contar sin apenas tragar saliva. Uno de ellos es sobrino de un concejal madrileño; otro, hijo de un importante distribuidor de cine; otro dice ser barrendero municipal, y un hombre treintañero se hace pasar por militar de la Guardia Real de la Cruz Roja Internacional. Al calor del pasadizo han acudido también los yonquis y los marginados. Y entre ellos se despereza a media noche una voz conocida: es Gary Cooper.Un antiguo actor de doblaje -dato que ratifican después algunos de sus compañeros duerme en el metro porque la ludopatía le hizo perder todo: su dinero, su casa y su familia. Ahora, cuando no juega al póquer o llena de monedas una tragaperras, saca 30.000 pesetas en los estudios Sincronía y da voz a los anuncios televisivos de créditos bancarios. Después cambiará otra vez los billetes por los naipes.

Todos, incluidos los vigilantes que acuden cada 60 minutos, no tienen más remedio que oír desde las doce de la noche hasta las cinco de la madrugada -hora en que los echan de la estación- la voz tajante y pesada de Antonio, el que dice ser militar. Antonio está convencido de que el 10 de enero se va a acabar todo esto, porque van a venir unos diplomáticos extranjeros y los militares democráticos, augura, "nos vamos a hacer con el poder y vamos a matar a todo bicho viviente que no respete al Rey y al Estado español". También dice que tiene relaciones con la realeza y que lleva una pistola. Dos periodistas de EL PAÍS, sin identificarse como tales, pasaron la noche con ellos. Madrid / 2 y 3

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