Alerta policial en Álava por la fuga de un preso que hizo dos rehenes en pocas horas

Santiago Garijo Migueliz, pamplonés de 21 años, condenado a 11 años de prisión en 1988 por el asesinato a puñaladas y martillazos de un jubilado en Pamplona, consiguió el martes por la noche huir de la policía en dirección desconocida con una rehén que tomó en un peaje de la autopista en Álava. Garijo, evadido de la cárcel de Pamplona durante un permiso, huyó después de un intento fallido de robar un arma en Vitoria y tras secuestrar a una conductora con su automóvil. Una hora después, su rastro se perdió en el peaje de Zambrana (Álava), a bordo de un Peugeot 405 granate.

Sobre Sant...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Santiago Garijo Migueliz, pamplonés de 21 años, condenado a 11 años de prisión en 1988 por el asesinato a puñaladas y martillazos de un jubilado en Pamplona, consiguió el martes por la noche huir de la policía en dirección desconocida con una rehén que tomó en un peaje de la autopista en Álava. Garijo, evadido de la cárcel de Pamplona durante un permiso, huyó después de un intento fallido de robar un arma en Vitoria y tras secuestrar a una conductora con su automóvil. Una hora después, su rastro se perdió en el peaje de Zambrana (Álava), a bordo de un Peugeot 405 granate.

Más información

Sobre Santiago Garijo pesa una orden de busca y captura desde el día 13, fecha en la que debía haber regresado a la prisión tras un permiso de cuatro días. Todos los cuerpos de policía del País Vasco rastrean desde ayer las carreteras para encontrarle.Ninguno de estos cuerpos dispone de datos sobre el Peugeot 405 en el que el fugitivo desapareció a media tarde de ayer, ni sobre su conductora, que podría permanecer todavía en poder del delincuente. Garijo disfrutaba en la prisión, por buena conducta y redención de pena, de tercer grado (el más beneficioso). En marzo habría conseguido la libertad condicional al haber cumplido tres cuartos de la condena.

El evadido no había dado señales de vida durante las tres semanas de ausencia de la prisión hasta que ayer intentó apoderarse sobre las seis de la tarde del arma de un policía municipal en Vitoria. Aproximadamente a la misma hora, el Cuerpo Nacional de Policía en Pamplona comenzó la distribución de su fotografía.

Garijo fue detenido en febrero de 1987 tras asestar, en compañía de otros dos jóvenes, 14 puñaladas a un jubilado de 64 años, Isidro Goñi, porque gritaba mientras discutían. Pero como todavía se movía, dice la sentencia de la Audiencia Provincial de Pamplona, le golpearon con un martillo en la cabeza, informa desde Pamplona Mikel Muez.

Acto seguido, y tras robarle algunos objetos, agotaron una botella de pacharán en el domicilio de la víctima, donde se quedaron dormidos. Los jóvenes fueron detenidos a la mañana siguiente, cuando intentaban quemar la vivienda. Garijo tenía entonces 17 años. Según un policía de Pamplona que participó en los interrogatorios, "los tres estaban absolutamente idos por drogas inhalantes".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El pasado martes, se acercó por detrás a un policía municipal en Vitoria y le exigió, con un cuchillo, que colocó en su cuello, la entregra del arma reglamentaria. Forcejearon y el recluso evitó que le dispararan mezclándose con los peatones en la calle de la Independencia.

Un policía de paisano se percató de lo que sucedía y se unió a la persecución hasta una gasolinera próxima. Sin embargo, no pudieron intervenir ya que el fugitivo amenazaba con el cuchillo en el cuello a una joven, para que se metiera con él en un coche.

Según su declaración, la mujer, de 29 años, consiguió deshacerse de Garijo una hora después en el peaje de Zambrana. Primero recibió órdenes para dirigirse a Bilbao y luego hacia Madrid. No fue agredida pero estuvo continuamente amenazada con el cuchillo, con la promesa de que si cumplía sus ordenes no le iba a pasar nada.

La mujer, residente en Vitoria, relató que evitaron un control de la Guardia Civil desviándose por una carretera comarcal. La rehén escapó alegando que no podía abrir la ventanilla del coche para recoger el ticket de la autopista. Cuando Garijo se bajó para hacerlo, la conductora huyo.

La rehén pudo ver cómo el fugitivo se acercaba a un coche granate, Peugeot 405, en el que se metió esgrimiendo el cuchillo. El coche arrancó en dirección a Vitoria de nuevo.

Sobre la firma

Archivado En