El fiscal eleva a 363 años las penas que solicita para los policías del 'caso Atocha'
El fiscal Luis Jordana de Pozas elevó ayer a 363 años de cárcel el total de las penas que solicita para los cuatro policías procesados en el caso Atocha, en el que se juzga la muerte premeditada de tres atracadores. Las acusaciones particulares calificaron los hechos en la misma línea que el fiscal, mientras las defensas mantuvieron su solicitud de absolución.
El fiscal pidió 100 años de cárcel para el ex comisario jefe de la brigada antiatracos Francisco Javier Fernández Álvarez, 99 años para José María Pérez Gutiérrez, 98 para Jaime Cabezas y 66 para Adelardo Rafael Martínez, por ...
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El fiscal Luis Jordana de Pozas elevó ayer a 363 años de cárcel el total de las penas que solicita para los cuatro policías procesados en el caso Atocha, en el que se juzga la muerte premeditada de tres atracadores. Las acusaciones particulares calificaron los hechos en la misma línea que el fiscal, mientras las defensas mantuvieron su solicitud de absolución.
El fiscal pidió 100 años de cárcel para el ex comisario jefe de la brigada antiatracos Francisco Javier Fernández Álvarez, 99 años para José María Pérez Gutiérrez, 98 para Jaime Cabezas y 66 para Adelardo Rafael Martínez, por delitos de robo con muerte dolosa, dos asesinatos y falsedad continuada en documento oficial. Además, estima que el Estado debe ser considerado responsable civil subsidiario para hacer frente a 61 millones de pesetas en indemnizaciones, 12 a los herederos de cada fallecido y 25 a la propietaria de las joyas robadas y no recuperadas.
Aunque el aumento en la petición de penas realizado por el fiscal no supone un mayor tiempo de prisión en el caso de que los policías fueran condenados, ya que el máximo fijado en la legislación española es de 30 años, y esta cifra ya se rebasaba en las conclusiones provisionales, el ministerio público ha introducido un matiz significativo.
Éste consiste en la acusación de robo, ya que el plan en el que se preveía la muerte de los atracadores estaba motivado por el ánimo de apoderarse de 25 millones en joyas, lo que los convierte en vulgares delincuentes.