El cura torero de Titulcia lidia de nuevo

Ángel Rodriguez Tejedor salió ayer al ruedo ajeno a la polémica

A pesar de sus 55 años, Ángel Rodríguez Tejedor, párroco de Titulcia, un pequeño pueblo de 800 habitantes situado unos 40 kilómetros al sur de Madrid, volvió de nuevo a torear después de un año de ausencia en los ruedos.Con motivo de las fiestas del pueblo, en honor de la Virgen del Rosario, el párroco torero dio tres pases a la becerra que le tocó en suerte. Al tercer pase, la becerra se le echó encima y fue tal el susto que se llevó que prefirió mantenerse en la barrera y dejar que un miembro de su cuadrilla -llamada El Clero y compuesta por el monaguillo, el sacristán y dos coadjutores de l...

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A pesar de sus 55 años, Ángel Rodríguez Tejedor, párroco de Titulcia, un pequeño pueblo de 800 habitantes situado unos 40 kilómetros al sur de Madrid, volvió de nuevo a torear después de un año de ausencia en los ruedos.Con motivo de las fiestas del pueblo, en honor de la Virgen del Rosario, el párroco torero dio tres pases a la becerra que le tocó en suerte. Al tercer pase, la becerra se le echó encima y fue tal el susto que se llevó que prefirió mantenerse en la barrera y dejar que un miembro de su cuadrilla -llamada El Clero y compuesta por el monaguillo, el sacristán y dos coadjutores de la parroquia- rematase la faena.

"Mátala tú, mátala tú; yo estoy desmoralizado" dijo el párroco. "Que no, Angel, que no, hazlo tú", le Contestó el aludido, %no ves que el becerro está ya sin fuerzas?". Sin embargo, no fué Ángel Rodríguez quien clavó la espada, no en vano el párroco recuerda todavía los 15 días que estuvo inmovilizado después de la cogida que sufrió en su última corrida.

Casi un año después llegó la polémica: el pasado julio, una asociación francesa de defensa de los animales, Notre Dame de Toute Pitié, pidió al Vaticano que amonestase "severamente", al cura por erigirse en verdugo de unos infelices animales". "¿Por qué va a ser malo que un cura toree, si lo hace para sacar dinero y poder restaurar la iglesia?", comentó. una feligresa..

El cura torero de Titulcia se levantó ayer, un poco más nervioso que otros días, sobre las ocho de la mañana. Dejó durante unas horas su perenne cigarrillo y corrió cuatro kilómetros por los caminos de tierra, siempre con el pensamiento en las cinco de la tarde. "No he hecho nada más de particular", confesaba minutos antes de su vuelta al ruedo a la maraña de periodistas que le rodeaban. Su aspecto irradiaba seriedad.

Su pellizco en el estómago aumentaba a medida que se acercaba la hora, las cinco de la, tarde, y la banda de música y las chulapas de Titulcia calentaban el ambiente frente a la casa que le había prestado una activa feligresa para ataviarse con traje campero. "¡Venga, maestro!", le animaban sus convecinos durante el paseíllo camino de la plaza, escoltado por su cuadrilla y las tres bellezas elegidas este año.

Antes de enfilar el camino hacia la plaza, se acercó a su cuadrilla y los exhortó a rezar un padrenuestro frente a la iglesia. "¡Guapa, ayúdame¡ ¡Viva la guapa", suplicó con voz trémula a la patrona de Titulcia tras la oración.

Y llegó la hora de la verdad. La plaza portátil estaba hasta la bandera: unas 1.500 personas ávidas de sacar al párroco algún pase que corear. A pesar de los gritos de ánimo del público -"¡torero, torero!"-, Ángel Rodríguez prefirió no entrar a matar, pero la faena obtuvo como premio dos orejas y gustó más que la misa que ofició el domingo, a juzgar por la concurrencia.

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