Ricardo Zamora

El juez que dictará sentencia por la matanza de jesuitas estudió en la Complutense

ENVIADO ESPECIALEl juez Ricardo Zamora cumplirá 47 años el próximo 27 de noviembre, tiene mujer y dos hijos y reposan en sus manos unas 2.000 causas penales, entre ellas las más candentes de la reciente historia salvadoreña: el asesinato en 1980 del arzobispo de San Salvador, el legendario monseñor Romero; el de los marines norteamericanos muertos en un atentado con bomba en 1985 en la zona rosa de San Salvador, o el caso de los sindicalistas asesinados pocos días antes de la ofensiva del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), cuando ocurrió la matanza de los jesuita...

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ENVIADO ESPECIALEl juez Ricardo Zamora cumplirá 47 años el próximo 27 de noviembre, tiene mujer y dos hijos y reposan en sus manos unas 2.000 causas penales, entre ellas las más candentes de la reciente historia salvadoreña: el asesinato en 1980 del arzobispo de San Salvador, el legendario monseñor Romero; el de los marines norteamericanos muertos en un atentado con bomba en 1985 en la zona rosa de San Salvador, o el caso de los sindicalistas asesinados pocos días antes de la ofensiva del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), cuando ocurrió la matanza de los jesuitas.

Son sólo una pequeña muestra del peso que lleva encima este hombre delgado, de aspecto pulcro y vestido de forma conservadora, como corresponde a su función de juez, de trato agradable y que gusta llevar gafas de sol y dicen que se tiñe el cabello para ocultar las canas. Por si fuera poco, a Zamora le ha correspondido la causa por el asesinato de los jesuitas de la Universidad Centroamericana (UCA) y de las dos sirvientas. Por primera vez en la historia de El Salvador, el juez Zamora ha conseguido sentar en el banquillo de los acusados a un jefe de las Fuerzas Armadas, el coronel Guillermo Benavides, por un crimen contra los derechos humanos, como presunto autor de la orden de asesinar a los jesuitas de la UCA.

Todo esto le obliga a moverse en un coche blindado que le proporcionó la Corte Suprema, porque su sueldo, que hasta el pasado agosto era de 4.500 colones (algo menos de 60.000 pesetas), no permite esos gastos. Con una reciente subida de 500 colones, Zamora gana hoy día algo más de 66.000 pesetas para jugarse la vida, porque los militares y la ultraderecha salvadoreña no van a aceptar tan tranquilos ver sentado a uno de los suyos en el banquillo de los acusados.

Asegura Zamora que no está sometido a los vaivenes políticos y que no le afectan las presiones,, que sin duda sufre desde que abrió la causa por la matanza de los jesuitas. Está en juego la imagen internacional del país, la ayuda norteamericana e incluso la propia vida. La tensión de los últimos meses parece haberle afectado un poco, como reconocen algunos de sus colaboradores, pero no se traslucía en la forma en que llevó la vista oral y pública.

Zamora está considerado una persona hogareña y muy católica. Estudió la primaria y secundaria en el colegio San José de los jesuitas de El Salvador, el mismo que dirigió un tiempo Segundo Montes, uno de los asesinados, y al que acudía también Ricardo Espinoza, uno de los acusados. Durante algún tiempo, Zamora fue profesor en la misma UCA, escenario del crimen que ahora le toca sentenciar.

Se ríe el juez cuando el enviado de este diario le pregunta, en un receso del juicio, cómo llevaba lo de llamarse Ricardo Zamora durante sus estudios de Derecho en España. Cuenta que casi todos le gastaban bromas por llevar el mismo nombre que el histórico portero internacional del fútbol español. Zamora estudió Derecho en la Complutense entre 1966 y 1971, conserva buenos recuerdos de sus días de universitario en Madrid y reconoce que le' costó aprobar Derecho Civil con Federico de Castro, y Derecho Internacional Privado con Mariano Aguilar. El hueso que se le atragantó fue la economía política, con Naharro, que le suspendió.

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